Por Miguel Espaillat Grullón
1 – En días recientes, a los 97 años de edad, murió el que en vida fue
el poderoso general Azote. Murió como todo mortal, sin poder llevarse
nada de lo que tanto acumuló con una vida de crímenes y abusos contra sus
semejantes. Haciendas, reses por miles, millones acumulados en bancos,
carros y joyas de lujos, mansiones, poder, dinero y gloria…, todo se
quedó.
2 – El general Azote se fue a otra dimensión de la vida, sin pena ni
gloria. Su pasaporte de entrada a ese cósmico lugar, va saturado con miles de
sellos que dan cuenta de sus miles de arbitrariedades, abusos y crímenes
horrendos contra los que fueron sus conciudadanos. Aquel general disfrutó de un
superpoder, que le permitió encarcelar, torturar y matar a otros hombres, sin
consecuencias penales.
3 - Aquí en la tierra, no hubo saldo de justicia para el general Azote,
por sus horripilantes delitos. Aquí, él era todopoderoso, por
consecuencia, no había tribunal con poder suficiente para juzgarlo y
condenarlo. Ahora, el general Azote está en manos de la justicia divina, donde
ya no tiene ningún poder. Sin embargo, no hay que temer, puesto que
ahora, aquel militar supremamente autoritario y cruel, está en buenas y justas
manos. Con él, no se cometerán injusticias, sino, justicia de la más pura y
depurada, que tomará en cuenta, que él fue producto de su defectuosa genética
espiritual y víctima del medio social en que le tocó nacer y desarrollarse; y
sobre todo, de las enseñanzas e influencias malignas de un imperio que daña
todo lo que toca. Recordemos, que como Trujillo, Balaguer y miles más, el
general Azote fue hechura de ese imperio, que como a un perro lo entrenó en sus
academias, para que destripase a sus víctimas sin ningún tipo de piedad, y sin
sentir remordimiento, a cambio de dinero, poder y gloria terrena.
4 - Si por testigos es, en ese tribunal cósmico a este psicópata le irá
muy bien. Los muchachos de Maimón, Constanza y Estero Hondo, Los Palmeros (Amaury
Germán Aristy, Virgilio Eugenio Perdomo, Ulises A Cerón Polanco, Bienvenido
León Prandy), los coroneles de abril y Playa Caracoles (Rafael Fernández
Domínguez, Francisco Alberto Caamaño Deño, Juan María Lora Fernández), Hamlet
German, José Lalane, Amín, Homero, Orlando, Guido, Henry, Otto, Pérez Guillen,
el Moreno, los 28 sublevados de la Manaclas y su jefe Manolo Tavares Justo, y
las más de tres mil almas que en vida fueron víctimas de su vesania, eran
patriotas, con espíritus superiores, llenos de amor y luz, que no irán a ese
tribunal a pedir venganza, sino misericordia. En cambio, si pedirán que
este general de horca y cuchillo, reflexione sobre la comisión de sus tantos
crímenes horrendos y maldades infinitas, y que al efecto de su remisión, pida
perdón, por sus tantos pecados monstruosos, para que en una nueva encarnación,
el Karma no se le haga tan duro, insoportable y amargo. Mientras tanto,
lo que aún estamos en la tierra, festejamos con Mario Benedetti la muerte del
general Azote; la muerte de un mierda.
El que tenga oídos, que oiga…
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