Intoxicación en las escuelas, una constante cíclica
Por Miguel Ángel Cid Cid
Desde el momento
que se estableció el desayuno escolar, son frecuentes los conflictos entre las
autoridades educativas y los familiares de los estudiantes. Con la llegada de
la tanda extendida, la discordia creció. ¿Cuáles son las razones de las
protestas?
En efecto, de
tiempo en tiempo salta a la opinión pública que un grupo de estudiantes se
intoxicó al consumir el desayuno o el almuerzo servido en la escuela
correspondiente. En la generalidad de los casos, las autoridades del Ministerio
de Educación se apresuran a negar la ocurrencia de los hechos. Como es lógico,
la realidad les da en la cara y los hace cambiar de actitud.
Sin posibilidad
de seguir negando el malestar, las mismas autoridades se ven precisadas a
ordenar una investigación de los hechos. Por lo regular, las indagatorias se
convierten en un recurso para hacer que los afectados se olviden de lo
ocurrido. Sin dudas, este es un proceder erróneo por parte del MINERD.
Una
experiencia positiva
Hace
aproximadamente 4 años, fui parte de un equipo de investigación para estudiar
la violencia en las escuelas. En el trayecto investigativo, nos tocó almorzar,
en días diferentes, en varias escuelas de las provincias Sánchez Ramírez,
Montecristi y Dajabón. Éramos, un grupo de 12 personas, incluyendo el
investigador principal y el chofer del autobús que nos transportaba.
Confieso, que la
primera vez, todos en el grupo sentimos miedo de consumir el almuerzo, como no
había otra opción nos vimos obligados a comer el manjar servido para nosotros.
Recuerdo, que una de las compañeras, la más joven de todas, se negó
rotundamente a comer. Ahora, lo cierto es que el almuerzo estaba delicioso y
nadie del grupo sintió el más mínimo malestar.
En lo adelante,
los compañeros de investigación se sentían satisfechos al ser invitados a
almorzar en las escuelas donde nos correspondía ir.
Tiempo después,
el martes 12 de marzo 2019, para más señas, fui invitado a almorzar en el Liceo
Carmelo Sandovalde Cienfuegos, Santiago Oeste. Ahí, me sirvieron un moro rojo
acompañado de pollo guisado con tayotas y ensalada hervida. ¡Uf!, eso estaba
exquisito y a más de 24 horas de la degustación, nada malo ha ocurrido en mi
órgano digestivo.
Una
pista para el nuevo Ministro
Si mis lectores
se preguntan ¿qué tienen en común las escuelas donde almorcé hace cuatro años en Sánchez Ramírez, Montecristi y Dajabón con el del
martes pasado en Cienfuegos? Según yo, en todos los casos reseñados los
alimentos se preparan muy cerca de los planteles escolares donde están los
estudiantes que consumirán las provisiones.
El camión donde
transportan esos alimentos está expresamente preparado para conservar alimentos
cocidos. Los pertrechos llegan calientitos a la mesa.
Para nadie es
secreto, que existen escuelas donde el almuerzo se prepara en empresas que
están a distancia lejana del plantel escolar. Una vez cocinados, estas empresas
proceden a transportar la mercancía al plantel escolar. En muchos casos, el
vehículo de transporte carece de la aclimatación adecuada para transportar
alimentos procesados.
De modo, que si
el nuevo Ministro de Educación, Antonio Peña Mirabal quisiera evitar la cuota
de intoxicación que le corresponde a cada ministro, debe hacerse algunas
preguntas.
¿En qué lugar se
producen y procesan los alimentos que van a las respectivas escuelas?
¿A qué
distancia del plantel escolar se cocinan estos alimentos, o mejor, qué tan lejos
están las empresas que sirven los alimentos de quienes van a consumirlos?
¿Qué tiempo
tarda en llegar, desde la empresa a la escuela el camión transportador de los
alimentos?
¿Cuáles son las
condiciones del vehículo donde se transportan los alimentos de la empresa a la
escuela?
Si el ministro
Peña Mirabal reflexiona estas interrogantes, tendrá amplias posibilidades de
evitar el riesgo de las intoxicaciones
que son una constante cíclica en las escuelas.
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