Por Félix Quiñones
La pelota, a jugar pelota mañana. Ese es el grito más común de nuestra
juventud. Así mismo es. Ese es el “deporte rey” de los dominicanos. Su nombre
formal es Beisbol; nuestro pasatiempo por excelencia, que es practicado
en cada rincón de nuestro país y que, por las condiciones climáticas, también
se practica todos los días en nuestra República Dominicana.
Podríamos señalar este deporte o denominarlo como una factoría de talentos
porque, hoy es prácticamente una fuente masiva de empleos. En República
Dominicana y gran parte de Latinoamérica, podríamos llamarle el Gran Cambio.
Debido a que través de los años, son muchas las personas que han logrado hacer
un cambio en sus vidas y en sus familias.
En diversos parajes y pueblos, muchos jóvenes dominicanos, hoy han llegado
a ser millonarios. Han alcanzado estatus diferente a nivel social y modificado
sus estilos de vida. Algunos se han hecho profesionales luego de terminar su
carrera beisbolera. ¿Qué significa todo esto? Que lo que hemos conseguido en la
pelota, se multiplica y genera nuevas riquezas. Y eso es sencillamente ¡Grandioso!
Los números dicen que somos el país con la mayor cantidad de peloteros
extranjeros en las Grandes Ligas. Lo que a su vez genera un entusiasmo
desbordante en nuestros muchachos, convirtiéndonos en una fuente inagotable
de nuevos talentos para el Béisbol organizado, algo que repito, resulta ¡maravilloso!
Ahora bien, ¿tiene el Estado Dominicano alguna cuota de responsabilidad en
el salto cualitativo alcanzado por nuestros muchachos en el deporte? Pues claro
que ¡NO!, para nada. Si por el Estado fuera, no hubiera uno solo de ellos
jugando en las Ligas Mayores.
Más de 700 peloteros nacionales han desfilado por el llamado Big Show
y si los encuestáramos uno a uno, su respuesta sería: que no. Nunca han sentido
la mano amiga del Estado dominicano, por el contrario, muchos de ellos han sido
estafados en los negocios, sin que las autoridades hayan jugado su papel de
garantes de la ciudadanía.
Suena irónico y hasta ridículo que, nuestra Nación no cuente con un estadio
de Béisbol adecuado, con todas las exigencias de un parque de las Ligas
Mayores. Los que vivimos fuera del país, visitamos los parques dominicanos,
sabemos cuáles son los mejores, quiénes los construyeron y en qué años; y cuando
hacemos la comparación con los de acá, nos resulta vergonzoso.
Y no es que no entendemos las diferencias entre los dos países, que son
muchas. Lo que quiero decir es que, no hay una política de parte del Estado ni
del Gobierno para sacar provecho máximo de esa bendición que Dios nos ha dado,
con tantos jóvenes talentosos jugando Béisbol. Eso deja mucho que decir de los
que han dirigido el país en las últimas décadas. Es realmente ¡PENOSO!
Por otra parte, hablando ahora del deporte olímpico, nuestra Nación ha
logrado un crecimiento sustancial en las competencias internacionales y ha sido
recompensada con varias medallas de diferentes categorías. Pero ninguno de
estos factores ni los citados antes, les han importado al Estado dominicano,
incluyendo que, el “Derecho al Deporte” está consagrado en nuestra Carta Magna
en el Artículo No.65.
No se trata de criticar solamente, como se acostumbra. Estamos llamando la
atención sobre lo beneficioso que sería para todos, no solo para los que
practican deporte, si el Estado dominicano, además de construir instalaciones
deportivas con la calidad que se demanda en el ámbito internacional,
contrataran los técnicos calificados, para la preparación de nuestros jóvenes
atletas.
Nuestros atletas son valiosos, competidores, siempre con deseos de ganar y
dignos de admirar y proteger. Y lo puedo afirmar, porque toda mi vida he
practicado deportes, he dirigido equipos y he impartido miles charlas y
conferencias de motivación para jóvenes con deseos de practicar deportes.
Pero de tiempo en tiempo, tengo que respirar profundo y meditar, para ver y
aceptar como nuestros jóvenes talentos tienen que salir fuera del país, a usar
campamentos e instalaciones ajenos, para prepararse correctamente. En las
últimas olimpiadas, el Equipo de Natación se trasladó a Florida, USA, porque el
país carece de piscinas olímpicas para el entrenamiento de nuestros valiosos
nadadores.
Recientemente, quince días atrás, un trío de jóvenes atletas, incluyendo
uno de nombre Gabriel Domínguez; se trasladó hasta México, a usar sus
instalaciones y así prepararse para los próximos Juegos Centroamericanos. Es
triste decirlo y hasta pensarlo, pero con los cinco millones de dólares que
supuestamente costó el yate de uno de los flamantes actores del gobierno actual,
se construyen varias piscinas olímpicas.
¿Dónde está la vergüenza, el orgullo patrio que Duarte nos inculcara? Ese
orgullo íntegro y dominicanista por el que murieron tantos hombres de bien,
debía ser suficiente para que el Gobierno no se comportara tan irresponsable
con sus atletas y con el país en general ¡BARBAROS!
¡QUE VIVAN NUESTROS ATLETAS!
Félix Quiñones es dirigente deportivo en Nueva York
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