Por Miguel Ángel Cid Cid
Incluir la perspectiva de género en las actividades humanas, sean
estas ocasionales o cotidianas es el mandato de esta época. De ahí, que el
Tribunal Constitucional de República Dominicana esté apresurado en mostrar su
flexibilidad en promover cambios en ese sentido. La docilidad puede verse en el
“II Taller Internacional de Periodismo
con Perspectiva de Género”, organizado por el TC, del 26 al 27 de junio en Santiago.
Según los organizadores, el simposio, tiene como propósito poner sobre
la mesa temas de “comunicación y género,
con el fin de orientar a los periodistas, comunicadores y servidores
institucionales asistentes sobre la representación de la mujer en los medios”.
Para conseguir el impacto deseado el TC contrató “expertos de la comunicación local e internacional”.
Entre los “especialistas” está
Juana Gallego Ayala, de la Universidad Autónoma de Barcelona. La catedrática
española, inauguró el evento con la conferencia “Retos de los medios de comunicación para el siglo XXI. Por un
periodismo no sexista”.
Ayala reconoció la creciente sensibilización sobre el uso del lenguaje
inclusivo. De igual modo, enfatizó la
necesidad de que la información refleje sus diferentes efectos en los hombres y
las mujeres, atendiendo a la posición social de unos y otras.
Ayala es insistente en su concepción de que los mass media deben
cambiar sustancialmente el enfoque que dan a la información. Tienen, según
ella, que ser inclusivos, es su obligación buscar la forma de que la mujer se
vea reflejada en las noticias que se ofrecen.
Creo, por mi lado, que la experta española tiene razón sobrada en sus
planteamientos. Ahora, en lo que Gallego Ayala se desvía del blanco es precisamente,
por dónde iniciar las exigencias de cambio. Incluso, errar en el tiro, es en
buena parte, responsabilidad del Tribunal Constitucional, por no precisar con
claridad el contexto en que los mass media operan aquí. Me explico.
Aquí, en estos tres cuarto de isla, el Poder político controla todo, y
cuando escribo todo, me refiero a todo. De más está decir, que ese Poder lo
ejercen los partidos políticos, por mandato constitucional. En consecuencia, la
distribución de ese Poder la hacen los dirigentes de las organizaciones
políticas en proporción al tiempo que le corresponda gobernar.
De ahí, que tras el paso de un partido por el gobierno nacional, es
natural el nacimiento de uno o varios grupos económicos y consecuentemente, la
caída de otros tantos. Entre los recursos a repartir, se cuentan las
frecuencias para emisoras radiales y canales de televisión. En ese contexto, la
piñata actual lleva casi 20 años en distribución ininterrumpida y los
magistrados de TC, todos saben bien de eso.
Visto el panorama, cabe entonces preguntar a la catedrática Gallego
Ayala y los jueces constitucionales:
¿Es posible variar la concepción de los medios de comunicación,
habituados a una lógica que responde a los intereses del poder político y
económico?
¿Acaso ignora el Tribunal Constitucional que en República Dominicana
la información y por añadidura el periodismo está en las manos de dos grupos
económico-políticos? Y ¿Qué esos dos grupos, “Corripio y Telemicro” responden
al poder político de la nación, aunque más Telemicro que Corripio?
¿Por qué el TC no orientó a la Lic. Ayala para que enfocara la
necesidad de transformación del enfoque de los mass media partiendo del cómo y
entre quienes se distribuye el Poder?
De ninguna manera, está en mí la intención de cargar el dado por
completo al pleno del Tribunal Constitucional. La “experta” Juana Gallego Ayala para nada está exonerada
de culpa en su tiro fallido. Como “experta” que es, Ayala debió indagar por su
cuenta sobre “cómo es que se le entra el
agua al coco”.
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