POR JOSE ANTONIO
MATOS PEÑA
Para nadie es un
secreto en el entorno de los terrenos que usufructúa el Consorcio Azucarero Central,
antiguo ingenio Barahona, que los incendios frecuentes y totales en proceso de
molienda de cañas son parte de una política oficial de dicha empresa, cuyos
beneficios, los de ella, se manifiestan en ahorro y rapidez del corte y
recolección de la caña, ahorros en la liberación de malezas en el cultivo a
nacer al paso del corte de la misma; y probablemente se persiga además la
concentración de azúcar en el guarapo al sufrir algún nivel de deshidratación
por el calor, sumado al glifosato (comercialmente Roundup) como acelerador de
la maduración.
Todo eso es
entendible económicamente para la empresa, más no así para el país, la región y
la tan cacareada por muchos, Ecología. La empresa tiene finalidades fundamente
económicas, mientras que el estado,
además de la generación económica, tiene una mayor responsabilidad, la cual
consiste en la vida y salud de su población, estos dos propósitos o intereses
deberán necesariamente estar
yuxtapuestos, en armonía tal, que los últimos deberán primar en todos
los espacios y tiempo; no es así en estos momentos, si tomados en cuentas en un
contrato que se expresa con la iniquidad que dicen los números 98-2 con que se
expresa el contrato que establece la razón social en cuestión.
Ya los chivos
expiatorios tomados a otrora como incendiarios de campos de caña ha
desaparecido y los campos se expresan con sus incendios a la claridad del día,
lo hemos visto como transeúnte de esas carreteras de Dios, y lo vimos el pasado
día 8 del corriente mes, cuando personal y vehículos evidentemente ligados a la
empresa, se observaban viendo el
múltiple conato de fuegos en los campos de Batey seis, contiguo al importante
Arroyo Drene y la carretera que une a las provincias Barahona y Bahoruco; lo hemos observado en otras ocasiones y lo
hemos grabado en nuestros equipos de
imágenes.
La agresión a la
gente de todo el entorno con sus cenizas y humos, la agresión mortal a nuestro
medio ambiente con el aporte en gas carbónico (CO2) son el aporte de esa
alianza inútil para nuestro pueblo, máxime que nuestros productores no ven
beneficios de los 35,000 ò 57,000 toneladas de azúcar que se dice se ha estado produciendo por año, ni se ven, ni se siente alguna parte de los más de cinco millones de
galones americanos de melaza, ni de los millones de kilogramos de Cachaza, ni de las toneladas por centenares de cogollo y barbojo tan ansiadas por el ganado
Vacuno y Ovicaprino de la región suroeste; pero sí, esta empresa usufructúa más del 80% de las aguas agrícolas de toda la zona, aguas debajo de esos campos.
Francisco
Domínguez Brito! Paren ese ecocidio permanente, al igual que Valle Nuevo esta
área debe ser protegida, la cual es contigua y prolongación del parque nacional “la Gran Sabana”. ¡Imaginarán
ustedes señoras(es) lectoras(es)!, cuantas abejas ven terminadas sus vidas o
labores en un incendio como ese que pretendemos
vean adjunto a esta letras!!!
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