Por Luis Aníbal Medrano S.
Visto el caso y comprobado el hecho, y
para no pasar desapercibido en esta semiapertura de las compuertas para que los
aspirantes presidenciables salgan a competir internamente por la candidatura a
esa posición por el Partido Revolucionario Moderno, cometo el atrevimiento de
enunciar una serie de cualidades con características imprescindibles del
candidato que yo quisiera.
Lo primero es que debe ser una persona con
el máximo porcentaje de similitud con el actual presidente de la República,
Luis Rodolfo Abinader Corona. Mientras mayor sea el porcentaje, mucho mejor.
Lo segundo es que debe ser un auténtico
perremeista las 24 horas del día, los siete días de la semana y los 365 días
del año. Auténtico por dentro y por fuera, no simulado, ni mucho menos
intermitente como un semáforo averiado por la avaricia y los ímpetus que genera
la creencia de ser un semidios o predestinado.
Concomitantemente con esas características
supra indicadas, debe ser un ser humano en todos los sentidos, que no se ponga
unos lentes oscuros mentales para poder codearse con los que tenemos un poquito
la piel más oscura que otra, que los negros, indios y morenitos no seamos para
él portadores de aroma de pescado putrefacto y se vea obligado a usar tapones
imaginarios en la nariz.
De igual manera, que responda a la
necesidad de continuación en el poder del PRM, que reconozca que cada
militante, cada dirigente, tiene su valor y que por consiguiente debe ser
tomado en cuenta de acuerdo con las circunstancias. Es por eso por lo que la
militancia debe capacitarse para desempeñar un rol y no ser dejada de lado bajo
el alegato de que no carece de capacidad.
El candidato que yo quisiera debe tener el
ángel suficiente para que lo transmita a la población en general y pueda
garantizar un desempeño triunfante en su labor de construcción de la maquinaria
perfecta para la retención del poder más allá del 2028.
Es posible que sea mucho pedir, pero,
independientemente de todo, yo quiero un candidato ganador, un candidato
humano, un candidato que, a su paso por los caminos, calles, avenidas y
carreteras de nuestro país, muestre con orgullo el dedo pulgar hacia arriba,
que los colores de nuestra bandera que él encarne generen luces de esperanza a
cada dominicano.
Estamos seguros de que tenemos aspirantes
que reúnen esas cualidades; un candidato que dé continuidad a los ocho años de
la excelente gestión gubernamental del presidente histórico, el nuevo
restaurador dominicano, el tocayo, Luis Abinader.
Aprobado.
El autor es periodista, locutor,
municipalista y político.
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