Por Luis Aníbal Medrano S.
En un planeta globalizado, donde las sociedades todas están permeadas por
atributos inmorales que destrozan la sana convivencia humana y la conformación
de generaciones lo más correctas posibles, sería ideal que los padres y tutores
aprendieran a utilizar los buscadores en la red como elemento auxiliar para la
crianzas de los hijos.
Decimos eso partiendo de una serie de acciones en los niños, niñas y
adolescentes que las asumen por modismo, imitación, rebeldías y hasta por
inestabilidad emocional que genera la indefinición de su personalidad, ya que
adolecen de la experiencia o madurez mental suficiente para identificar lo que
es bueno o es malo.
Dentro de acelerado diario vivir que nos toca a los padres, léase bien,
padres, en su forma original socialmente correcta, se hace urgente la
identificación y corrección a tiempo de acciones desviadas de buen
comportamiento que los niños, niñas y adolescentes desarrollan porque no existe
una supervisión adecuada y sincera sobre estos.
Estas acciones desviadas se manifiestan de varias maneras. Gesticulaciones,
vestimentas, uso de prendas y accesorios de vestir, entre otras tantas formas
que algunos hacedores de opinión y tratadistas de la conducta humana, adjudican
a una “Agenda Mundial” que impulsan todas esas inconductas que van contra las leyes naturales o humanas,
especialmente en lo relativo a la moral.
Realmente, no es
que criemos santos, porque sería mucho pedir. Pero sí seres humanos socialmente
moldeados por las buenas costumbres.
El problema para
adoptar la buena crianza en estos tiempos, para aceptar la intermediación de
los buscadores en la red que nos indican el significado del comportamiento de
los hijos en su proceso de crianza, es que la dejadez, irresponsabilidad y la
ceguera maternal o paternal que no permiten ver la realidad, hacen que se
desarrollen esas inconductas que luego generan lamentaciones y rechazos por lo
que se dejó crecer, ya sea por la razón que fuere.
Algunos nos
catalogaron de chapado a la antigua, y hasta de homofóbico, pero no es así.
Somos creyentes firme y temeroso de la voluntad de Dios Todopoderoso en su tres
divinas personas, no nos oponemos a que cada cual sea como entienda que quiere
ser, siempre y cuando tenga la edad suficiente de discernir sobre lo bueno y lo
malo, que no sea fruto del sonsacamiento perverso que lamentablemente pulula en
todas las esferas sociales.
Concluyo por ahora
con una reflexión sencilla: Denle tiempo de calidad a sus hijos, no lo
sobreprotejan, quítense la venda de los ojos para que observen la realidad,
llámele la atención sin necesidad de violencia, pero con firmeza. En pocas
palabras crie realmente a sus hijos, no lo deje a “buena de Dios”, o al
entorno, para que luego no se ponga las manos en la cabeza y se haga
interrogantes sobre los resultados no deseados.
El autor es
periodista, municipalista y político.
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