Por Miguel Ángel Cid Cid
Las declaraciones sobre
Haití del historiador Roberto Cassá impactaron tan fuerte en los cientistas
sociales dominicanos que todavía siguen noqueados. Dijo que los intelectuales
haitianos promueven una noción antidominicana en los libros de historia del
país vecino. Entrevistado en la Z101, Cassá inició un debate
intelectual que degeneró –sumado a otros hechos--
en turbas cegadas por la ira.
En efecto, Roberto
Cassá, sociólogo, historiador y profesor universitario, director del Archivo
General de la Nación provocó opiniones de todo tipo. Y no era para
menos. El escritor es considerado como un intelectual y pensador de la
izquierda dominicana. Su postura sobre las posibles soluciones al conflicto
dominico-haitiano, en consecuencia, ha sido siempre sobre la base de propiciar
acuerdos políticos y legales en el marco de las relaciones internacionales.
Por ello las
afirmaciones del historiador resultaron tan fulminantes.
Los homólogos de Cassá, ni sus adversarios esperaban una proclama ni tan
siquiera parecida a la que hizo. Por ejemplo: seria normal que los líderes --llamados
ultranacionalistas—vociferen a boca llena que “Haití constituye hoy día una
amenaza a la supervivencia de la Nación Dominicana”. Pero que sea Roberto Cassá
quien lo diga y de la forma como lo dijo rompe los esquemas de los que conocen
su forma de pensar. Los desarmó.
El reputado
historiador fue más lejos, dijo que el “Estado dominicano debe expulsar del
país a los indocumentados haitianos y tomar otras medidas para resolver el tema
migratorio”.¿A cuáles otras medidas se refieren? Y recalcó “los intelectuales
haitianos creen que los dominicanos son los culpables de todos sus males”.
Las opiniones refutando
al intelectual no se hicieron esperar, menos aún las opiniones favorables a su posición.
Los medios de comunicación, en cambio, resaltan unas y otras reflexiones, pero
en la mayoría de los casos los análisis más desafortunados son los más destacados.
La
exacerbación provocada en el mundo intelectual comenzó a derivar hacia el otro
mundo. Es decir, al mundo del odio y la violencia. Luego de ser difundidas las
declaracionesdel director del AGN en el país han sucedido varios hechos graves relacionados
con nacionales haitianos. Para muestra dos botones.
Irrupción en CODEVI
Un grupo de
haitianos entró de manera violenta a las instalaciones de Codevi el jueves 29
de septiembre pasado. La irrupción causó enormes destrozos en parte de las estructuras
del parque industrial. Las hordas, inclusive, provocaron daños en los depósitos
de alimentos.
Codevi es la sigla
del parque industrial Corporación de Desarrollo Industrial creado por el
empresario dominicano Fernando Capellán. Es el complejo fabril más importante
de Haití, ubicado en la comunidad de Juana Méndez, fronteriza con Dajabón.
Las razones
que originaron el incidente aún no han sido esclarecidas. Se especula que la
violenta ocupación se debió a que el alcalde de Juan Méndez impedía el paso de
sus compatriotas que se dirigían a almorzar a su país. Por suerte la sangre no
llego al rio.
Hacendadoasesinado
en Puerto Plata
Contrario al
desenlace del incidente en CODEVI, en Puerto Plata si corrió la sangre y por
mucho. Tres personas resultaron asesinadas en la comunidad de Estero Hondo,
Villa Isabela. Uno de los muertos es el hacendado Juan José Soto Corniel, 70
años, tío del exministro de Defensa dominicano, José Miguel Soto Jiménez. Los
otros dos eran Gilberto Basilio Toribio (Mochito), 60años, y Arelis Maritza
Ovalles Ureña, 63 años, ambos empleados de Soto Corniel. Los tres fueron
degollados.
El hecho de
sangre provoco horror en la comunidad e hizo que los pobladores vecinos
salieran en turbas y quemaran las viviendas y las pertenencias de una comunidad
de haitianos ubicada en las cercanías. Las turbas fueron avisadas de que los
asesinos vivían en ese caserío.
En suma, sería
una incongruencia defender a quienes se apandillan para tomar la justicia en
sus manos. Igual seria amparar a quienes creen que por ser haitianos hay que
soportarles todo.
Se trata, por
el contrario, de solicitar delicadeza al abordar el tema de las relaciones
dominico-haitianas. Se trata de que el gobierno dominicano debería crear una
política migratoria que defina los mecanismos jurídicos para regular con
urgencia el fenómeno. Así sea a los migrantes ilegales, igual que a quienes
creen jueces jueces para condenar --impulsados por el odio--a los que ellos presumen
son ilegales o invasores.
¿Cómo
calificar el que Roberto Cassá diga que los haitianos creen que somos los
causantes de sus males? O ¿Qué hacer si un docto dice que en este país hay que
darles refugio a todos los haitianos? El problema dominicano está en que la
política migratoria del país es tan deficiente que carece de claridad en sus
postulados.
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