Por Roberto Valenzuela
Cuando todo estaba perdido en el frente de batalla, un
combatiente le llevó a Francisco del Rosario Sánchez un caballo para que
escapara del lugar.
Herido, se negó a abandonar el lugar y pidió que el
caballo fuese dado al trinitario Juan Pablo Pina, que también estaba herido,
según narra, en una charla en la Academia de la Historia, mi profesor, el
historiador Roque Zabala.
No quiso dejar a sus soldados presos, heridos. Estaban
ahí, en el Cercado, luchando contra el general Pedro Santana y los españoles,
para restaurar la Independencia porque él (Sánchez) los convocó.
Zabala narra que el fusilamiento de los revolucionarios
fue una verdadera carnicería: se acabaron las balas del pelotón y entonces los
mataban a machetazos y palos.
Un soldado español, pasmado con la crueldad de los
soldados santanistas, gritó: “¡en España no fusilamos así!”.
El padre
Sánchez era sobrino de la independentista María Trinidad Sánchez. Y en
1823 su padre, Narciso Sánchez, se integró a la “Revolución de Los Alcarrizos”,
un movimiento que trató de enfrentar la dominación haitiana en sus inicios. El
presidente haitiano Jean Pierre Boyer, al descubrir la conspiración, decretó
fusilar a los involucrados en el complot.
La madre
Sánchez (el patricio) nació el 9 de marzo de 1817 (hace 205 años) en
Santo Domingo, en la calle de El Tapado, casa número 15, actual 19 de marzo. Su
madre fue Olaya del Rosario de Belén. Era, según la historiadora Celsa Albert,
una negra esclava que caminaba descalza y que por esta condición a su hijo no
le querían reconocer sus méritos como Padre de la Patria.
Olaya era autodidacta, fue la primera en educar a sus hijos en el hogar.
Francisco no llevaba el apellido Sánchez de su papá: sus padres no se habían
casado. El matrimonio se consumó por recomendación de María Trinidad Sánchez.
Francisco fue el primogénito de 11 hermanos, entre los cuales se destacó
Socorro Sánchez, reconocida educadora, según resalta la historiadora Emilia
Pereira en un reportaje de Diario Libre, que se publicó el 16 de febrero de
2021.
Su muerte
Cuando iba a ser fusilado, Sánchez, como estaba mal herido, pidió a un
joven (Avelino Orozco) que lo ayudara a ser envuelto en la Bandera Nacional. Y proclamó:
“para enarbolar el pabellón dominicano fue necesario derramar la sangre de los
Sánchez; para arriarla se necesita de los Sánchez. Puesto que está resuelto mi
destino, que se cumpla. Yo imploro la clemencia del Cielo e imploro la
clemencia de esa excelsa Primera Reina de las Españas, Doña Isabel II, en favor
de estos mártires de la Patria… para mí, nada; yo muero con mi obra”.
Otros fusilados
Explica la periodista Emilia Pereira que el 4 de julio de
1861, a las cuatro de la tarde, en cumplimiento de la sentencia, fueron
ejecutados en el cementerio de San Juan, junto a Sánchez, Félix Mota, Domingo
Piñeyro Boscán, Rudecindo de León, Francisco Martínez, Julián Morris y Morris,
Juan Erazo, Benigno del Castillo, Gabino Simonó Guante, comandante Manuel
Baldemora, José Antonio Figueroa, Pedro Zorrilla, Luciano Solís, José Corporán
(o Ciprián), Juan Gregorio Rincón, José de Jesús Paredes (o Pared), Epifanio
Jiménez (o Sierra), Segundo Mártir (o Alcántara), Juan Dragón, León García y
Juan de la Cruz.
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