Por Luis José Chávez
Como era de esperarse luego del apresurado debate sobre una posible reforma
fiscal, la atención de la prensa al reciente discurso del presidente Luis Abinader
se enfocó principalmente en su decisión de no proponer una nueva reforma
tributaria en las actuales circunstancias.
“Hoy quiero anunciarles que no someteremos ninguna reforma tributaria,
ahora nuestra única prioridad es consolidar la recuperación económica”, expresó
Abinader en su breve alocución del pasado 27 de octubre. Y en esa línea se
orientó el tratamiento noticioso de los medios de comunicación y las
consiguientes reacciones del liderazgo político y económico ante la declaración
del gobernante.
Otros temas relevantes de la alocución presidencial fueron abordados
de manera tangencial por la cobertura mediática, incluyendo el historial de las
pasadas reformas tributarias aprobadas sin ninguna consulta con la sociedad, la
exitosa gestión de la crisis sanitaria y económica asociada a la pandemia, la
impresionante recuperación del empleo y de las principales
actividades productivas, y la efectiva reforma institucional que ha
hecho posible una sustancial mejoría en la calidad del gasto público y el
ahorro necesario para evitar la creación de nuevos impuestos.
En ese sentido me permito compartir algunos puntos trascendentes
tratados por el presidente Abinader que podrían ayudar a entender mejor
el contexto en que se ha tomado esta decisión y la dimensión del esfuerzo
asumido por la actual administración para no colocar al país en la disyuntiva
de escoger entre la reforma fiscal sin alternativa o disponer un drástico
recorte del gasto público y de la inversión social, que habría sido la
consecuencia obligada de enfrentar la crisis sin las medidas de racionalidad
administrativas adoptadas por el nuevo gobierno.
Los parches tributarios.
Si bien el presidente declaró que no propondrá una nueva reforma, no dejó
de recordarnos que durante las últimas décadas en el país se han adoptado
varios “parches tributarios”, como el impuesto del 13% a los hidrocarburos en
el 2005, elevado a un 16% en el 2006; el aumento del impuesto sobre
la renta a un 27% en el 2011; y el incremento del ITBIS de un
16 a un 18% en el 2012, grabando bienes de consumo masivo que hasta
entonces estaban exentos, como el aceite comestible, el azúcar, el cacao y el
café.
Contención de la pandemia y recuperación económica.
Dijo Abinader que a pesar del impacto devastador que ha tenido la
pandemia del Covid-19 en todo el mundo, la situación del país está mejorando
claramente, resaltando que nuestro programa de vacunación es de los
mejores del mundo, con una tasa de letalidad muy baja; mientras “la
economía nacional experimenta uno de los mayores crecimientos a nivel internacional
y el nivel de empleos pre Covid ya se ha recuperado”.
Citando datos del Banco Central, el mandatario resaltó que la
República Dominicana ha tenido un crecimiento del 12,7% del PIB de enero
a septiembre respecto al año anterior, agregando que “ya se han recuperado
los niveles de empleo pre pandemia, sectores como el de Zonas Francas y
el Turismo están en capacidad de romper récords en los próximos meses y somos
el país que más confianza para la inversión privada nacional y extranjera
genera en toda la región del Caribe”.
Reforma institucional y racionalidad del gasto público.
El presidente Abinader se refirió a las reformas institucionales realizadas
en su primer año de gestión en todos los frentes de la administración, que
según argumentó han tenido el efecto de lograr una verdadera racionalización
del gasto público, para hacerlo más eficaz y productivo y contribuir a
reactivar la economía y proporcionar los medios suficientes para cuadrar las
cuentas nacionales sin tocar el bolsillo de los ciudadanos.
Al citar las medidas de racionalidad económica aplicadas por su gobierno,
reveló que “entre enero y septiembre del 2021 hemos disminuido un 255% los
gastos con respecto al mismo periodo del año anterior, en todas las partidas
que no afectan directamente al bienestar de los dominicanos, consiguiendo un
ahorro de más de 27 mil millones de pesos “.
Destacó la eliminación de estructuras administrativas
innecesarias y la supresión o fusión de entidades, tales como el despacho
de la Primera Dama, Procomunidad, la Oficina de Ingenieros Supervisores de
Obras del Estado (OISOE), el Consejo Estatal del Azúcar; la CDEEE; el FONPER, o
la fusión de la DIAPE Y el DICOM entre otras.
No se trata de gastar más, sino de gastar mejor
En su alocución, el presidente Abinader hizo énfasis en el impacto que ha
tenido la mejoría sustancial del gasto público para lograr una
gestión más eficiente. “Hemos conseguido, por ejemplo, que entidades como
PROMESE adquirieran más medicamentos con el mismo presupuesto; que los Comedores
económicos y el plan social hayan aumentado un 30% sus raciones y ayudas con
los mismos recursos, o que empresas públicas como Refidomsa o el Banco de
Reservas hayan tenido más beneficios.
Tras señalar que no se trata de gastar más, sino de gastar mejor y
solo en lo necesario para mejorar la calidad de vida de los dominicanos,
manifestó que “cada peso del presupuesto público tiene puesta ahora la lupa del
Presidente”.
“La única reforma que vamos a emprender ahora, es continuar apostándole al
crecimiento y la inversión para que los beneficios lleguen a todos los
dominicanos”, subrayó el presidente Abinader.
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