La región transita el cambio de sus poblaciones de personas jóvenes a adultos mayores. La transición demográfica trae consigo oportunidades y desafíos para las políticas públicas que deben ser atendidas cuanto antes
América Latina es una región que está envejeciendo. Se estima que para
2050, los mayores de 65 años serán el doble y habrá menos personas en edad de
trabajar, como resultado de un aumento lento pero sostenido de la esperanza de
vida y una caída de la tasa de fecundidad.
Un reciente estudio del Banco Mundial revela que esta transición no es
homogénea para todos los países, ya que tanto la magnitud como la velocidad de
estos procesos difieren. Sin embargo, el cambio en la estructura etaria
llevaría a que, en promedio, el gasto social pase del 12,8% del Producto
Interno Bruto (PIB) en 2015, al 19% en 2045, para poder cubrir los gastos que
generará una población más envejecida con mayores necesidades de cuidados de
salud y pensiones.
Ignacio Apella, economista experto en protección social del Banco Mundial,
explica en esta entrevista lo que representa el bono demográfico para
Latinoamérica y cómo los gobiernos pueden aprovecharlo.
Pregunta: ¿Qué es el bono demográfico, cuál es su panorama en Latinoamérica
y por qué es tan relevante aprovecharlo hoy?
Apella: El bono demográfico es el período en el cual el
porcentaje de personas en edad de trabajar, en relación con el total de la
población, alcanza sus niveles máximos. En otras palabras, dada la estructura
demográfica de los países de América Latina y el Caribe, con sus
heterogeneidades, hoy tienen la mayor cantidad de personas en edad de trabajar.
Se lo llama “bono”, porque es un periodo muy favorable dado que una mayor
cantidad de personas en actividad promueve el crecimiento económico de los
países.
Es muy importante aprovechar hoy este periodo de bonanza para poder ahorrar
más y financiar una mayor inversión. De esa manera se incrementará el nivel de
capital físico y humano con el que cuentan los trabajadores que favorecen el
aumento de la productividad. ¿Por qué? Porque dentro de algunas décadas, más o
menos según cada país, este bono se termina, comienza la etapa de
envejecimiento, la cantidad de trabajadores disminuirá y, por tanto, la
capacidad de crecimiento económico. Entonces, si los países van a tener una
menor cantidad de fuerza de trabajo, el único recurso para seguir creciendo es
el aumento de la productividad.
P: El envejecimiento poblacional presenta desafíos para la región, ¿qué se
debe tener en cuenta para enfrentarlos?
Apella: Antes que nada, el envejecimiento de la población
no es algo malo, sino todo lo contrario. La gente vive más y las familias están
teniendo una mejor planificación familiar. El problema es que las instituciones
actuales no están diseñadas para este contexto demográfico. Cuando digo
instituciones me refiero a los sistemas de salud, a los sistemas de cuidado que
prácticamente son inexistentes en la región, por supuesto al sistema de
pensiones y también al mercado laboral y el sistema educativo.
El desafío que presenta el envejecimiento poblacional, con una mayor
población adulta mayor y que además vive más tiempo, lo cual repito es algo
bueno, es que ello demandará más servicios sociales tales como cuidados, salud
y por supuesto pensiones, lo cual implica que las sociedades deberán gastar más
dinero para financiarlos.
P: Si la demanda de servicios públicos de salud, cuidado y protección
social aumentará a medida que crezca la edad de la población ¿de dónde pueden
provenir los recursos para cubrir mayores gastos?
Apella: En general suelo observar que la primera reacción
de las personas cuando hablamos de envejecimiento es una típica pregunta ¿y
cómo hacemos para contener el gasto en pensiones?, por mencionar un ejemplo. La
respuesta que suelo dar es que es importante comenzar hoy a pensar estrategias
que permitan contener el mayor nivel de gasto futuro, sobre todo cuando sabemos
que el estado de salud de las personas a los 65 años hoy es mucho mejor que
hace veinte años atrás y será aún mejor en el futuro; pero una segunda
dimensión que es igual de relevante es comenzar a discutir cómo hacemos para
incrementar los recursos que permitan financiar el mayor gasto. Y aquí vuelvo a
la primera pregunta que usted me hizo. Necesitamos aprovechar el bono
demográfico, ahorrando e invirtiendo más y de ese modo aumentar la
productividad global de la economía que contribuya al crecimiento económico. Si
no aprovechamos este periodo, los países de la región enfrentarán un riesgo muy
alto de alcanzar un equilibrio que denomino la “trampa de ingresos medios y
bajos”, es decir, sin crecimiento económico.
P: ¿Qué lecciones debe aprender Latinoamérica de los países de otras
regiones que ya pasaron por el cambio demográfico exitosamente?
Apella: Nuestro norte deberían ser los denominados tigres
asiáticos: Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur; y por supuesto también
los países europeos. Los tigres asiáticos, por ejemplo, han tenido tasas de
ahorro significativamente elevadas durante su bono demográfico. Esto ayudó a
financiar inversiones en capital y conocimiento que, junto con una
planificación productiva de largo plazo, les permite tener hoy un ritmo de
crecimiento económico sostenido aun habiendo entrado en la etapa de
envejecimiento. Por supuesto, los puntos de partida en cuanto a instituciones y
contrato social e historia son diferentes. Por ejemplo, estos países tienen
sistemas de pensiones menos generosos y gastan menos en seguridad social que
los países de América Latina, además destinan más recursos a los niños y
jóvenes a través de un mayor gasto en el sistema educativo. Esta diferencia,
solo por mencionar una, condiciona la posibilidad de replicar la experiencia de
ellos, pero no por ello deberíamos excluirlos como nuestra meta de llegada.
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