Por JUAN T H
La mayoría de
los medios de comunicación, incluyendo las poderosas “redes sociales” están al
acecho de la más mínima pifia o error del gobierno para arremeter en su contra
con perversidad y alevosía. Nada de reconocer virtudes y méritos, buenas
intenciones, lucha permanente contra la corrupción, transparencia, ni nada
parecido. Criticar por criticar.
Aun la
oposición no se recompone para jugar su
papel de crítica y castigo porque la debacle del Partido de la Liberación
Dominicana y sus aliados ha sido muy grande, y moralmente no tienen calidad
para hablar sobre ningún tema de interés nacional.
La oposición
está arrinconada. Al PLD le costará trabajo y tiempo reorganizarse y
convertirse en una fuerza política considerable que pueda pensar en retornar al
poder en los próximos años a menos que el PRM lo haga muy mal. El ex presidente
Danilo Medina está impedido constitucionalmente para ser candidato
presidencial. De momento no hay una figura de su estatura ni de su fuerza en la
organización que pueda enfrentarlo y derrotarlo. El Partido Revolucionario Dominicano no creo
que pueda levantarse de sus escombros. Pasó de mucho a poco y camina hacia la
nada. El Partido Reformista por igual. Cada vez está peor. Alianza País, de
Guillermo Moreno, no avanza. Solo la Fuerza del Pueblo, de Leonel Fernández,
parece tener futuro político.
El presidente Luís Abinader, en ese contexto,
marcha solo. No tiene, en estos momentos, una oposición sólida, ni un liderazgo
que le lleve la contraria con credibilidad. El presidente Abinader aumenta su
popularidad y credibilidad en la población. Pero eso no durará mucho. La crisis
económica será un factor en la estabilidad política y social. El país no se recuperará
rápidamente de la pandemia ni de sus secuelas, como no lo harán los demás
países de la región y del mundo. El gobierno debe prepararse para los malos
tiempos que están por venir, organizando el Partido Revolucionario Moderno y
preparándolo para las batallas que se avecinan. Y para eso el gobierno debe
cumplir con las bases que siguen disgustadas por la falta de oportunidades.
Los enemigos del
gobierno están pendientes de todo cuanto ocurre todos los días, al acecho, esperando
cualquier error, cualquier equivocación, malentendido, contradicción o disputa
interna para magnificarla. Algo pequeño lo hacen grande; una mentira convertirla
en verdad y una verdad en mentira, mediante manipulación, engaño, tergiversación
y ofensas que rayan hasta en lo personal.
Siento que el
gobierno marcha a la defensiva en materia de comunicación respondiendo los
ataques y las críticas. No tiene una capacidad de respuestas en la prensa
escrita, radial, televisiva y las redes. El presidente Abinader muchas veces se
ve obligado a dar declaraciones aclaratorias, como un bombero que va de casa en
casa apagando fuegos provocados por pirómanos enemigos. Los funcionarios crean
ruidos innecesarios, se contradicen entre sí, no cogen la señal del mandatario
en materia de trabajo y transparencia, y hacen o dicen cualquier tontería sin
tomar en cuenta que están siendo asediados y perseguidos por la maledicencia
opositora que no tienen otra cosa que hacer de momento.
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