Por José Francisco Peña Guaba
Al recibir el certificado de elección como Presidente electo de la República, entregado por una comisión de legisladores de la Asamblea Nacional, Luis Abinader afirmó que consultaría al liderazgo político de la nación para tratar de aunar esfuerzos y lograr consensos para tratar el tema que nos afecta actualmente, la pandemia del COVID 19.
Estoy más que convencido de la atinada decisión del nuevo mandatario, ya que algo similar, a modo de cumbre para abordar la crisis sanitaria, fue propuesto por el Listín Diario. Nada más necesario y coherente que esas declaraciones por parte del Presidente Abinader, pues lo que necesita el país es unidad de propósitos para salir bien librado de esta corona crisis, que amenaza con llevarse hasta los cimientos de nuestra economía y con ello, no lo duden, como una de las principales secuelas de este mortal virus, ¡más vidas humanas y posiblemente hasta la paz social!
Hace bien el nuevo gobernante en no oír las voces altisonantes de ciertos sectores, cuyo único interés es el circo mediático. Iniciar persecuciones contra los funcionarios del actual gobierno parece ser su principal objetivo.
Utilizan la lucha contra la corrupción como elemento fundamental para solicitar esas acciones persecutoras de la entrante administración. Sé que en ese interés hay ciudadanos verdaderamente preocupados por la transparencia en el manejo de los dineros públicos, pero no es tiempo de presionar a las nuevas autoridades que se embarquen en acciones judiciales sin previamente enfrentar los devastadores efectos del Covid 19.
Es precisamente este virus el que tiene arrodillada a las principales potencias del mundo, imagínense qué no hará con nuestra nación, que todavía se encuentra en la lista de países del llamado tercer mundo.
El pedido al Presidente Abinader para que se enfoque en persecuciones es extemporáneo. Bien hace el electo mandatario en desoír a los apologistas del odio, quienes sólo tratan de llevar a la cárcel al funcionarado peledeista como solución a los acogotantes problemas nacionales.
El que esto escribe no está defendiendo a quienes, prevalidos de su condición de servidores públicos, hubieren utilizado los recursos públicos para su beneficio. Deberán, con respeto al debido proceso, ser investigados y sometidos a la justicia y a quienes se les compruebe haber cometido tales hechos, que se les impongan las condignas sanciones.
Eso habla bien de una democracia, que espera que sus instituciones funcionen, algo muy diferente a solicitar al nuevo gobierno que se olvide de su principal misión que es gobernar y dedique su tiempo, en medio de esta pandemia, a retaliar. He ahí lo importante del anuncio del entrante principal ejecutivo de la nación, prueba de que Luis Abinader, se maneja con prudencia, tacto y responsabilidad porque sólo en un propósito de unidad podemos salir del laberinto en que nos encontramos.
Veo muy felices a los nuevos designados y felicito a mucho de ellos, amigos nuestros, pero creo que la mayoría, al calor de la emoción de ver cristalizado su triunfo y de haber sido tomados en cuenta para alguna función específica por el electo Presidente, deben recordar que hoy ser funcionario es más un acto de patriotismo y de sacrificio personal que cualquier otra cosa, porque el nuevo gobierno se enfrentará a una crisis sistémica jamás vista por nuestro país, porque la situación económica es calamitosa, se cayó una parte importante de las exportaciones, hay una importante disminución de las remesas enviadas por nuestra diáspora, asimismo el turismo simplemente ha desaparecido y es patente la caída abrupta en las recaudaciones financieras del Estado.
Todo ello hace de esta situación que se presente muy crítica, un panorama desolador cuyos resultados laborales implican la pérdida del empleo de más de 800 mil compatriotas. Por esto digo a los nuevos designados que no sé, sinceramente, si darles unas palmadas de felicitación u ofrecerles nuestra solidaridad ante el inmenso compromiso asumido.
Quien no esté consciente de la situación en que se encuentra nuestra nación no sabe lo que le espera a los nuevos incumbentes: todo lo que les espera son dolores de cabeza, por un lado la presión de las bases por empleo y por otro un COVID sumando secuelas cada día.
El Presidente Abinader tiene por delante un aprendizaje intensivo, porque administrar un Estado en crisis no es tarea fácil. Gracias a Dios está consciente de eso y de que necesita el respaldo de todo el liderazgo político, para lograr sacar a nuestra nación de lo que estamos viviendo.
Conflictos y tensiones políticas partidaristas es lo que menos se debe buscar un equipo de gobierno entrante, porque hay que llevarle sosiego y tranquilidad a la población en medio de las necesarias medidas que deben asumirse, implícitas en todo cambio gubernamental. Con la victoria de una alianza opositora es normal que se susciten ciertos temores, situación normal en estos casos en que entran nuevos servidores públicos y salen otros del tren gubernamental.
Es deber del nuevo mandatario que el cambio se haga de la forma más madura posible, porque también son dominicanos los que perderán sus empleos en medio de esta crisis en la que el mercado laboral privado no podrá asimilar los cancelados, simplemente porque está colapsado y sobrevive a duras penas ante la insuficiente ayuda estatal, como en el caso del programa Fase (Fondo de asistencia solidaria al empleado), una válvula de oxígeno que mínimamente auxilia al sector privado nacional.
Hemos pedido de que se debe apoyar al Presidente Abinader el tiempo que sea necesario para que nos saque de esta crisis. Ningún partido, grupo o aspirante puede creer que debe hacer politiquería con nuestra desgracia, que se produce a escala planetaria; ningún dirigente que se precie de tener un mínimo de sentido común le debe negar la colaboración a las nuevas autoridades, para que salgamos lo mejor posible como nación de este inmenso desafío.
Quien crea que se beneficia de un eventual fracaso de la gestión del Presidente Abinader asume una posición anti-patriótica, porque muy por encima de nuestros intereses partidarios está nuestra patria, en la que vivimos, la que nos vio nacer y la que hoy nos necesita a todos, claro, a todos. He oído a no pocos decir que esto es un problema del PRM y del equipo de Luis, nada más incorrecto, esto es un problema de todos, sin distinción alguna y en todo esto la clase política tiene que actuar con mesura y madurez, poniéndose al servicio del nuevo gobierno para colaborar, como ciudadanos, en los que nos toque.
Quienes no somos parte del equipo gubernamental podemos asistir a las autoridades en muchísimas cosas, comenzando por llevarle el mensaje de unidad y colaboración a nuestra militancia, de evitar críticas innecesarias, declaraciones altisonantes, confrontaciones estériles y procurar una oposición propositiva, más bien constructiva y práctica.
Nadie debe pedir beneficios particulares, porque de la buena acción gubernamental nosotros y nuestros familiares también seremos beneficiados. Si se mejora la estructura sanitaria se nos salva la vida, si se controla el mercado cambiario se estabilizan los precios de los artículos que consumimos, si se mantiene la macroeconomía volverán los empleos, el turismo y, como resultado de todo lo positivo que se haga, se robustecerán las instituciones y con ello mejorarán todos los servicios públicos.
Todos saldremos beneficiados de una buena gestión gubernamental del Presidente Abinader. Sólo un insensato puede pensar lo contrario. Es por ello que debemos apoyar esta iniciativa del Listín Diario, apoyada por el Presidente electo, de consultar a todo nuestro liderazgo político.
Sé que eso no le gusta a sectores de la sociedad civil, a los críticos permanentes de nuestro sistema de partidos, que quieren borrarlos del mapa nacional y que en el fondo desean, sin compromiso social real, sustituir a quienes consideran los causantes de todos los males de la República que en su opinión son los políticos.
En parte puede ser verdad, pero ¿qué es peor, un funcionario político comprometido con la base social de su partido o uno de la sociedad civil sin compromiso con militancia alguna, pero sí con sectores económicos privados? En realidad, así es la mayoría de quienes hablan sin ganar ninguna elección, que únicamente responden a intereses de grupos empresariales y que, cuando están en el poder, ¡téngale miedo, porque cuando benefician algún sector, de lo que pueda acusarse a los políticos es un juego de niños comparado con los grandes negocios que hacen!
La clase política debe apoyar al Presidente Abinader en esta cruzada por sacar a nuestra nación de esta crisis, sin pensar que si esto beneficiará o no al entrante mandatario. Si al final él lo hace bien y en su gestión hace que florezca nuestra economía, se salvan vidas, se reactiva el sector productivo nacional. Si vuelve el turismo y los empleos, el pueblo estará agradecido por la eficacia de sus medidas y podría concederle un nuevo triunfo electoral.
Es su derecho legal repostularse, consagrado por la Constitución. Si logra todo eso para beneficio de toda la nación, poco nos debe preocupar que lo haga, porque sería lo justo. Si el pueblo reconoce su buena gestión soy de los que pienso, de corazón, que ojalá pase eso y el país se enrumbe por el camino del crecimiento y del progreso.
Lo prefiero a ver en el fracaso del PRM y de Luis Abinader una victoria nuestra. Nada más inhumano y pérfido que esto, porque si el hoy Presidente electo ya en sus funciones fracasa, estará diezmada la nación y entonces, ¿para qué querríamos ganar en el 2024 quienes hoy no estamos en el gobierno, en medio de los gravísimos problemas que tendríamos como país, como sociedad y, sobre todo, cómo democracia?
Los que apuesten a un fracaso de Luis al frente del gobierno con esta pandemia que cobra vidas a diario, primero no quieren a su país, se ponen de espaldas a la sociedad a la que dicen pertenecer y desean que perezca la democracia, porque al igual que el sistema capitalista, si la crisis que nos deja el Covid no se supera, no lo duden, se lleva el sistema democrático, porque el pueblo perderá la fe en él y cuando eso ocurra, en medio del desconcierto popular, es posible que, como resultado de esa situación, surjan coroneles que se quieran casar con la gloria y llevemos al palacio nacional un nuevo caudillo.
A quienes preferimos la democracia y la libertad, incluso con todas sus imperfecciones, no nos queda de otra que, por el bien de la nación, de nuestro pueblo, de nuestros seres queridos y hasta de nuestra propia existencia, arrimar el hombro y apoyar al Presidente Abinader. Pidámosle al Señor que le dé al Presidente, sabiduría para que nos conduzca y nos haga salir lo mejor librados de esta corona crisis, ¡apoyémosle!
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