Por JUAN T H
Finalmente
llegó el tan anhelado cambio político
que el pueblo, cansado de abusos y
atropellos de quienes desde la cúpula del PLD se creyeron dioses, dándole
migajas a la para eternizar su
marginalidad y su pobreza. El 16 de agosto se van. Tendrán que dejar sus
puestos en el Congreso y gobierno. Muchos se van con las alforzas repletas de
dinero almacenados en bancos extranjeros, depositados a nombre de terceros, al igual que muchas
propiedades inmobiliarias como villas, apartamentos, fincas, terrenos de playa,
y muchas otras cosas ocultas. Hacer justicia es una las prioridades del próximo
gobierno. De lo contrario el pueblo no se lo perdonará.
La Constitución
invierte el fardo de la prueba, ellos tendrán que justificar la idoneidad de
sus bienes ante el ministerio público, de lo contrario, les serán incautados y
devueltos al Estado como patrimonio. Para esa tarea habrá que hacer una
recomposición del Ministerio Público, donde el Procurador o la Procuradora,
espero sea una persona con carácter, indoblegable, honesto e insobornable,
dispuesto a jugarse el todo por el todo. Lo que es del pueblo, que le sea
retornado al pueblo. Para eso no hay que iniciar una cacería de brujas, ni
actuar prejuiciado y atropellando a nadie, pues entonces no estaríamos haciendo
justicia.
Espero que el
presidente electo, Luís Abinader Corona, acepte los retos que tiene por delante
tomando las medidas heroicas que debe tomar para sacar el país de la crisis
sanitaria, de la crisis política y económica
que nos afecta. Necesitará de un equipo de hombres y mujeres empoderados
de hacer del cambio, una realidad. Esos funcionarios tendrán que saber que no
van al gobierno a servirse para hacer lo mismo que hicieron los del PLD, van a
servir, a buscarle solución a los problemas, que el Estado no puede ser una
fuente de enriquecimiento.
He dicho muchas
veces que el daño moral que le ha hecho el PLD a la sociedad dominicana solo se
resuelve con una revolución. El presidente Abinader tiene que predicar con el
ejemplo. Y al primero que salga del carril, someterlo a la justicia. La lucha
contra la corrupción debe comenzar por la casa. Nuevos valores éticos y morales
tienen que llegar al Palacio Nacional y al Congreso, pues de lo contrario no se
lograrán los objetivos del cambio. Los que piensan que todo seguirá igual están
equivocados. El pueblo estará vigilante. No habrá borrón y cuenta nueva. El que
la hizo que la pague, sea quien sea. No puede haber vacas sagradas en el
gobierno de Luís Abinader y el PRM. Si usted es un gánster de la política, no
acepte cargos en el Estado, pues la pasará mal. Terminará en la cárcel. (Eso
espero)
Durante muchos
meses he conversado con Luís y con su esposa Raquel. Ellos tienen los mejores
deseos para el país. Me consta. Pero no basta. De gente con buenos deseos está
empedrado el camino del infierno. Se requiere de voluntad, que la tienen, y además
del apoyo de todos los buenos dominicanos. Un hombre, ni siquiera un partido,
puede hacer lo que hay que hacer. Es necesaria la unidad de propósitos.
Tengo ideas muy
revolucionarias y radicales que de momento no tienen cabida; pero – amigos y
amigas- el cambio debe ser profundo, llegar a la raíz y arrancarla de cuajo. El
“gatopardismo” no puede ser sinónimo del cambio que precisamos.
No apresuremos
ni presionemos al presidente electo. Démosle tiempo. El proceso de transición
apenas comenzará. La toma de posesión será en agosto. Luís y el equipo de
hombres y mujeres que lo acompañan saben perfectamente lo que deben hacer en
los primeros días. Confío en Luís, en Carolina Mejía y en su padre, Hipólito,
en César Cedeño, en doña Milagros, David C., José Ignacio Paliza, Eduardo
Estrella, Jesús Feris Iglesias, Manuel Jiménez, Carlos Díaz Morfa, Ceara
Hatton, Leonardo Faña, Faride, Tony, entre otros que han estado en posiciones
cimeras sin que nadie los pueda acusar de corruptos.
Luis sabe que el
pueblo no le ha dado un cheque en blanco, al contrario, el cheque tiene la firma
del pueblo dominicano para que el cambio sea para todos, no para un grupo de
empresarios y políticos depredadores. ¡Tolerancia cero
contra la corrupción!
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