Por JUAN T.H
Nadie, en su
sano juicio, discute la posición de los candidatos presidenciales en el mercado
electoral. Luis Abinader, candidato del Partido Revolucionario Moderno está
puntero en todas las encuestas, menos en aquellas sesgada por los intereses
políticos de sus patrocinadores. El segundo lugar y el tercero se lo disputan
Gonzalo Castillo –El Penco- y el ex presidente Leonel Fernández. Percibo –así
lo dicen los estudios, que Leonel está en tercer lugar. Pero nadie, repito,
discute que Luís ganará las elecciones, yserá, como bien ha dicho Hipólito Mejía, el próximo presidente de la República.
Lo que está por
verse el 5 de julio próximo no es si Luís Abinader será el nuevo mandatario, lo
que se discute es si ganará en primera vuelta, como afirman la mayoría de los
sondeos o se precisará de una jornada posterior. Lo ideal, en ese escenario, es que el
candidato del PRM se vaya en primera vuelta, evitándole mayores dificultades al país en términos
económicos y políticos. Estos procesos le han costado demasiados recursos al
pueblo, en medio de una crisis sanitaria que ha matado a centenares de personas
y contagiado a miles. En ese sentido, los que apostamos al cambio debemos
esforzarnos en que la victoria se
produzca en primera vuelta, no en la segunda.
Para esta
coyuntura política y económica, Luís es el mejor aspirante a la presidencia de
la República, no sólo por su capacidad profesional, sino por su empeño en
hacerlo bien, en dejar un legado histórico trascendente, basado en una gestión
donde se combatirán males como la corrupción que parece endémica, fomentada por
los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana, con un sistema de
justicia maleado, perverso y ruin que garantiza la impunidad de los prevaricadores
y desfalcadores del erario. Luís es parte del sistema –es cierto- pero sus
valores éticos lo distinguen, su amor por el trabajo y su honestidad, heredada
de un entorno familiar ejemplar ampliamente reconocida. (Debo decir, que Luis
no hace negocio con el Estado, que la fábrica de cemento no le vende una funda
al gobierno, que la universidad no obtiene subsidio del Estado, que no le ha
quitado un peso al pueblo dominicano para enriquecerse. Luis puede –y lo ha
hecho- explicar la procedencia de sus bienes y los de su esposa Raquel. Otros
no)
El Penco tiene
todos los recursos del Estado a su disposición. Lo que está “regalando” no sale de sus bolsillos, sale de la pobreza
del pueblo dominicano. Es el pueblo que con sus propios recursos patrocina la
costosísima campaña electoral del Penco. Por eso le hemos dicho a la gente que
coja todo cuando le den, le regalen o le donen, porque al fin y al cabo todo le
pertenece. Por eso, cojan lo que le den y voten por el cambio, por la vergüenza
y la dignidad.
Hay que saber
distinguir entre un político honesto con vocación de servicios, a un tránsfuga
oportunista que ha hecho fortuna negociando y traficando con el gobierno del
cual ha sido ministro, que representa más de lo mismo; es decir, más
corrupción, más impunidad, más saqueos, más inseguridad ciudadana, más
narcotráfico, menos salud, educación y viviendas. Es el mismo Penco que se ha
dicho mil veces que continuará el mismo patrón de Danilo, que hará un gobierno
similar. En cambio Luís no será un títere de nadie, no tendrá un poder detrás del trono diciéndole lo que
debe y lo que no debe hacer. El Penco es Danilo. Y viceversa.
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