POR JUAN T H
El presidente de
los Estados Unidos, Donald Trump, insiste en acusar a la República Popular
China de ser responsable de crear el coronavirus que la Organización Mundial de
la Salud calificó de “pandemia” sin reunir las características, aunque afecte,
ciertamente, a gran parte del mundo, pero con una letalidad muy baja con
relación a la población de 7 mil 500 millones en todo el mundo. No hay aún, 400
mil muertos, contrario a todas las demás enfermedades de ese tipo que han
diezmado la población de pueblos, continentes, etc. Solo la fiebre española,
que nació en Texas, Estados Unidos –no en España- mató a más de 50 millones de
personas en 1918, poco después de la Primera Guerra Mundial que le costó a la
humanidad más de 15 millones entre civiles y militares, sin incluir más de 20
millones de heridos, más de 7 millones que murieron de hambre y otras
necesidades fundamentales, con una población en ese momento de 1,800 millones.
En España la enfermedad mató al 1.1 de su población (250 mil personas), que en
ese momento era de 20 millones. El continente asiático perdió el 4% de sus habitantes. En el mundo, la
pandemia aniquiló al 2.2% de la humanidad.
Nadie le pidió
entonces una indemnización a Estados Unidos por los daños, como nadie se lo
exigió cuando inició la guerra bacteriológica en Medio Oriente y otros lugares
del mundo; como nadie pidió sanciones extremas por haber lanzado las únicas
bombas atómicas en el planeta, aniquilando a más de 200 mil japoneses. EEUU es
el único país que le hace la guerra a casi todos los demás para imponer
gobiernos y hacer negocios, diezmando la población y evitando el desarrollo
económico, político y social de esos pueblos.
El presidente
estadounidense, durante una rutinaria
rueda de prensa en los jardines deLa Casa Blanca, le dijo a la corresponsal de origen chino,
Weijia Jiang, que lo cuestionó sobre el mal manejo que la ha dado a la Covid-19
y la cantidad impresionante de muertos en su país, a lo que respondió, con
mucha arrogancia y altanería: “Pregúntele a China”. “¿Por qué me hace esa
pregunta a mí, hágasela a China?”, respondió la periodista.La conferencia de
prensa terminó abruptamente. Luego el mandatario colocó el video en sus redes y
acusó a los medios de comunicación de estar unidos en su contra, pero advirtió
que de todos modos ganará las elecciones de noviembre.
No es la primera
vez que Donald Tump se refiere a la enfermedad como el “virus chino”, no es la
primera vez que asegura que el
coronavirus fue creado en un laboratorio y
que China debe pagar los daños causados en todo el mundo. El gobierno
chino ha sido categórico en desmentir tales acusaciones, de las que nadie ha
presentado ningún elemento válido. Por el contrario, las agencias de Seguridad
Nacional y otros estamentos investigativos del poderoso país del Norte, han
dicho que el virus no fue creado en ningún laboratorio. Igualmente, los
asesores científicos de Trump, lo han desmentido más de una vez, al igual que
la Organización Mundial de la Salud. Pero Trump, que está en campaña electoral,
que ha manejado la enfermedad con una torpeza espeluznante, que ha demostrado
su incapacidad para gobernar la primera potencia del mundo, insiste en coger a
China como un chivo expiatorio para ocultar su deficiencia, su ignorancia,
petulancia y agresividad.
China, como todos
los demás países afectados por el coronavirus, es una víctima. Igual que los
demás ha sufrido los embates del virus, pero el Estado y el Pueblo, han actuado
prontamente asumiendo con responsabilidad y determinaciónla crisis, para salvar
las vidas de las personas. Por eso, siendo el país más poblado del mundo, con
mil 400 millones de habitantes, no han muerto tantos ciudadanos. Esa es la
verdad, ahí están los hechos, irrebatibles, contundentes.
El gobierno
chino es incapaz de crear un virus que afecte a su propia población, ni la de
otros países, por un sentido ético y moral de la política. La economía china,
como las demás economías del mundo, sufrirá mucho, frenando su propio
desarrollo y el bienestar de su gente. El socialismo es humanidad, es solidaridad.
Y eso es lo que ha hecho la República Popular China, incluso con la República
Dominicana.
Donald Trump, no
Xi Jinping, presidente de China, tendrá que pagar un alto precio político por
los garrafales errores cometidos en el manejo del coronavirus, tratando de
sacarle provecho electoral, que le ha
costado a Estados Unidos alrededor de 90 muertos y cerca de un millón 500
infectados.
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