Por Luis José Chávez
El doctor Peña Gómez fue el primer líder político dominicano comprometido
de manera consistente con la necesidad de reformar el Estado y sus
instituciones políticas en el marco de la zarandeada y estigmatizada democracia
representativa que rigió la vida institucional del país desde la caída de
Trujillo.
La tesis sobre el Gobierno Compartido, fue su propuesta
alternativa a la revolución violenta que postulaban los movimientos de
izquierda de América Latina y del Tercer Mundo.
Y aunque no alcanzó la presidencia de la República, el
doctor Peña Gómez debe ser reconocido justicieramente como el artífice de las
más importantes reformas políticas e institucionales logradas por el país
en el último tramo del siglo XX.
En un discurso memorable pronunciado el 14 de agosto del
año 1997 durante una reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, el
doctor Peña Gómez delineó las principales reformas que debían impulsar
el liderazgo y el Congreso de mayoría opositora para modernizar el Estado
Dominicano.
En aquella ocasión propuso la Reforma arancelaria, la ley
general de Salud, la Ley General de Electricidad, el Código Monetario y
financiero, el Sistema Dominicano de Seguridad Social, la Ley
Electoral, consignando el derecho al voto de los dominicanos en el exterior; la
división del Distrito Nacional y de las grandes cabeceras de provincias en
distritos electorales; y la reforma municipal para dar acceso a las
organizaciones populares y de la sociedad civil a los ayuntamientos y propiciar
una concertación local.
Todas y cada una de esas propuestas fueron convertidas
más adelante en leyes por el Congreso Nacional, aunque en honor a la verdad
algunas de esas avanzadas reformas han sido mediatizadas o prácticamente
anuladas en su aplicación, como sucede con la reforma municipal consignada en
la ley 176-07.
Coherencia
entre práctica y discurso
El doctor Peña Gómez actuó con responsabilidad desde la
instancia partidaria, pero también lo hizo desde el poder, especialmente cuando
tuvo la oportunidad de ejercer una función pública, tras ser electo síndico del
Distrito Nacional en el año 1982.
Superando de manera responsable el viejo dilema de la
guitarra y el violín, Peña Gómez fue un ejemplo de coherencia entre
práctica y discurso.
El entonces síndico y líder del PRD respetó rigurosamente
la institucionalidad municipal. Siempre pidió los permisos que le imponía la
ley y rindió cuentas permanentemente sobre cada peso recibido y cada peso
invertido.
No permitió que ninguno de sus familiares creara negocios
y empresas para aprovechar las ventajas del poder. Transparentó todas las
operaciones financieras de la administración, incluyendo hasta la comisión de
compra, un pequeño porcentaje, específicamente un 6%, cobrado a los suplidores
para destinarlo a la construcción de bibliotecas municipales, que permitieron
la instalación de más 60 de estos centros de cultura, incluyendo algunas
donadas a comunidades pobres del país.
El doctor Peña Gómez se jactó de invertir en obras y
servicios, 77 centavos por cada peso administrado. Se convirtió en el más
prolífico constructor de obras que haya pasado por el Ayuntamiento del Distrito
Nacional, abarcando prácticamente todos los campos de las funciones edilicias y
desarrollando otras iniciativas que no eran competencia obligada del cabildo.
Durante sus cuatro años al frente del Ayuntamiento, solo
administró poco más de 122 millones de pesos pero mejoro los servicios y
construyó obras en todos los barrios y sectores de la capital.
Durante su gestión se eliminaron los vertederos
improvisados, se normalizó el servicio de recogida de basura, se
reacondicionaron y ampliaron los mercados, se elaboró el Plan Maestro de
Residuos sólidos, se desarrolló el más amplio programa de drenaje pluvial , se
pavimentaron y bachearon cientos de kilómetros de calles y avenidas, se
construyeron y habilitaron más parques y plazas que en el resto del país, se
construyeron más estadios y más canchas que las que construyó en el mismo
período la Secretaría de Deporte en todo el territorio nacional, se crearon
escuelas laborales en las que se formaron más de 20 mil mujeres en diversos
oficios y se mejoraron los servicios de los cementerios.
El sentido de compromiso social y de respeto a la
dignidad humana, indujo al doctor Peña Gómez a tratar con mucha sensibilidad el
tema de la pobreza y su expresión urbana. Enfrentó con responsabilidad el
problema de los buhoneros y la ocupación de los espacios públicos, pero no
atropelló a los ciudadanos que se ganaban la vida mediante la actividad
económica informal. Discutió con los dirigentes de los buhoneros las medidas a
tomar para ordenar sus actividades, construyó plazas en distintos puntos de la
capital y los reubicó sin maltratar a nadie.
Lo mismo hizo en Boca Chica, donde recuperó la franja de
playa que ordena la ley y estableció puntos específicos para la operación de
los vendedores tradicionales.
Una visión
de estadista
A pesar de que no tenía ninguna experiencia previa en
administración pública, a su paso por el ayuntamiento el doctor Peña Gómez no
solo mostró dotes excepcionales de administrador austero y eficiente,
sino también de un estadista con clara visión de futuro.
El doctor Peña Gómez estaba convencido de que las obras
materiales no eran suficientes para garantizar una gestión institucional y
socialmente trascendente.
Por eso se preocupó desde el primer momento por crear y
dejar un legado de realizaciones que además de fortalecer la institucionalidad
municipal, sirviera también como modelo y ejemplo de buen gobierno para las
futuras generaciones.
En este punto me permito compartir un testimonio
personal en mi calidad de regidor y vocero del Bloque Municipal del PRD.
Recuerdo cuando en el primer año de su gestión los regidores se pusieron de
acuerdo para promover una mejoría en los modestos ingresos que percibían por
concepto de dietas y honorarios.
Cuando el tema fue conocido en el Consejo de Regidores,
el doctor Peña Gómez detuvo el proyecto con una declaración tajante. “No
podemos mejorar los ingresos de los regidores y de los funcionarios de la
administración, mientras no elevemos razonablemente los salarios de los
trabajadores, de los que recogen la basura, de los que limpian los imbornales y
de los que bachean o hacen los trabajos más duros en las calles de nuestra
ciudad”.
El tema no volvió a discutirse hasta que los obreros del
Ayuntamiento comenzaron a recibir el primer aumento salarial, que fue también
el primero en toda la administración pública en el período de gobierno del
doctor Salvador Jorge Blanco.
Aportes
institucionales
Entre los grandes aportes institucionales del doctor Peña
hay que destacar de manera relevante el Programa de Fortalecimiento
Institucional, desarrollado con el apoyo del BID y del Instituto Brasileño de
Administración Municipal (IBAM).
Este programa implicó la reformulación de la
estructura orgánica del Ayuntamiento, la elaboración de un nuevo sistema
impositivo municipal y la creación de los manuales de Tesorería, de
contabilidad, de procedimiento de auditoría, de administración tributaria, de
adiestramiento, de compras y suministros, de administración patrimonial y de
administración de equipo y transporte, entre otros.
También se derivó de este programa el Centro de
Capacitación Municipal, una herramienta fundamental para asegurar un proceso
sostenible de las reformas.
Entre las obras que con más orgullo exhibió el doctor
Peña Gómez desde el Ayuntamiento, figura el programa de arborización dirigido a
mejorar las condiciones ambientales y el ornato de la ciudad de Santo Domingo,
terriblemente impactada por el paso del Huracán David en el año 1979.
En su momento el doctor Peña Gómez no solo logró
controlar el agobiante problema de la recolección de la basura, sino que
también se ocupó crear un esquema racional para la administración de este
servicio, mediante el Plan Maestro de Residuos Sólidos.
También promovió la instalación de la primera empresa de
reciclaje del país, instalada en la zona de Villa Mella con el apoyo del sector
privado y que se dedicó en la primera etapa a la recuperación de plástico,
vidrio, papel, cartón, tela, metales y material orgánico para la producción de
compost, un producto para mejorar la calidad de los suelos cultivables.
Otras obras trascendentes del doctor Peña Gómez fueron
los planes de ordenamiento territorial para racionalizar el desarrollo urbano
del Distrito Nacional focalizados en la zona de los Minas Norte y en la
comunidad turística de Boca Chica.
Democracia
y participación social
El doctor José Francisco Peña Gómez fue responsable de
poner en práctica los primeros mecanismos institucionales de participación de
la comunidad en la gestión pública.
En su gestión edilicia se instituyó el Departamento de
Acción Comunitaria del Ayuntamiento del Distrito Nacional, se fortaleció la
participación de las juntas de vecinos, que habían sido creadas durante la
administración del síndico Pedro Franco Badía y se puso en práctica el programa
de los convites barriales, en el que convocaba la participación directa de los
ciudadanos para trabajar conjuntamente con el ayuntamiento en beneficio de la
comunidad.
También creó otros importantes mecanismos de vinculación
con la comunidad y sus sectores representativos, entre los que destaca el
Consejo Empresarial de Asistencia Municipal, constituido por empresarios
interesados en aportar soluciones en beneficio de la ciudad y del gobierno
local.
Conjuntamente con la participación del sector
empresarial, el doctor Peña Gómez creó un importante proyecto de gran impacto
en el desarrollo de los pequeños negocios y la economía informal: la Asociación
para el Desarrollo de la Microempresa (ADEMI), que se instaló con un financiamiento
del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), gestionado por él en su condición
de síndico y con el valioso apoyo del ya fenecido empresario Camilo Lluberes,
quien también fue un destacado dirigente del PRD.
El legado
cultural de Peña Gómez
Contrariando la extendida creencia de que un buen síndico
era el que recogía la basura, mantenía la ciudad limpieza y realizaba algunas
obras en los barrios, el doctor Peña Gómez nos recordó que la cultura, en
su sentido más elevado, representa un componente fundamental de los derechos
ciudadanos.
En su breve gestión edilicia, Peña Gómez reivindicó el
rol cultural del Ayuntamiento, apoyando la labor de nuestros artistas y
desarrollando actividades diversas a través del Batton Ballet, el Coro
Municipal, la Banda Sinfónica Municipal y los grupos de música típica.
En el ámbito turístico y cultural, con la eficiente
colaboración de la doctora Milagros Ortiz Bosch, Peña Gómez logró rescatar y
revalorizar el Carnaval de Santo Domingo, evento que alcanzó un extraordinario
brillo y se convirtió en una de las grandes atracciones turísticas de la ciudad
capital.
Un proyecto especial, motivo de orgullo para el doctor
Peña Gómez, fue el programa de Rescate y Revalorización de la Zona Colonial de
la ciudad de Santo Domingo, para lo cual creó la Comisión Rectora de la Zona
Colonial, bajo la dirección del destacado urbanista José Ramón Báez
Lopez-Penha.
Mediante este programa se reconstruyeron las principales
calles de la Ciudad Colonial con ladrillos de hormigón rojo y con tabletas de
color cemento, se adoquinaron algunas vías como las calles Las Damas y la
Luperón y se reconstruyeron las cuestas empedradas de las calles Hostos y
Emiliano Tejera, desde de las Ruinas del hospital San Francisco de Asís.
Pero además, en la casi totalidad de las calles
intervenidas se colocaron tramos secundarios del alcantarillado, se cambiaron
todas las acometidas de agua y desagüe y se pusieron cajas protectoras a los
medidores de agua.
Conjuntamente con estas labores se restauró la vieja
escalinata que comunica la calle El Conde con la avenida del Puerto, se
rescataron las áreas verdes y se instaló un sistema de iluminación con faroles
típicos del año 1850 y lámparas fluorescentes colocadas en lugares
estratégicos, con lo cual se logró un ambiente nocturno atractivo y seguro.
Si por sus obras los conoceréis, como reza el principio
bíblico, las realizaciones de Peña Gómez demuestran de manera fehaciente que él
no solo predicó con la palabra, sino también con el ejemplo, reivindicando con
sus hechos el postulado de Duarte cuando definió la política como
“la ciencia más pura y la más digna, después de la Filosofía, de ocupar las
inteligencias nobles”.
La
revolución de las cosas posibles
Los retos de las nuevas autoridades municipales
dominicanas que asumen este 24 de abril, y de manera especial las que
responden a los lineamientos políticos del PRM, están signados por la
necesidad del cambio, que no implica trastocar el orden establecido, sino
hacerlo bien o hacerlo mejor.
Y hacerlo bien significa algo tan elemental como
como cumplir la ley, actuar con sentido ético y replicar las buenas
prácticas municipales que ya se conocen en el país, siguiendo el ejemplo
Peña Gómez, como ya hemos resaltado, o de David Collado,
que termina su ejercicio de cuatro años con una altísima tasa de aprobación por
una gestión ejemplar en todos los planos de la administración municipal.
David transformó el perfil urbano de Santo Domingo,
mejoró sustancialmente los principales servicios municipales y sentó
las bases de un nuevo modelo de transparencia y gestión que ha sido
ampliamente reconocido por organismos internacionales y diversos sectores
e instituciones del país.
Uno de los retos que todavía tiene por delante el
liderazgo municipal dominicano es ampliar los niveles de transparencia y
rendición de cuentas y poner en marcha adecuadamente algunos mecanismos
de participación creados por la ley 176-07, como el Presupuesto Municipal
Participativo, el Cabildo Abierto, el Consejo Económico y Social, los
Comités de Seguimiento Municipal y los Consejos Comunitarios.
El
compromiso de Luis Abinader
Además de plantearlo en los lineamientos del programa de
gobierno del PRM, el candidato presidencial Luis Abinader se ha definido
la voluntad de consensuar un pacto entre el Gobierno Central y
el liderazgo municipal para fortalecer la autonomía de los
cabildos, traspasar más recursos y responsabilidades a los ayuntamientos y
ampliar los niveles de participación de los ciudadanos en la
administración local.
De acuerdo a los parámetros planteados en el plan
de gestión municipal, conjuntamente con el fortalecimiento institucional
de los ayuntamientos se deben establecer los criterios y mecanismos para
transferir progresivamente las atribuciones y recursos que les
permitan actuar como verdaderos gobiernos locales, con capacidad para prestar
los servicios básicos esenciales que les asigna la ley y responder
razonablemente a las contingencias de la vida en comunidad.
Ordenamiento Territorial.
El plan de gestión municipal del PRM plantea que el Gobierno del
Cambio acompañe a los municipios y distritos municipales en la formulación,
aprobación y aplicación de planes y normas locales de ordenamiento territorial,
uso de suelo y disciplina urbanística de acuerdo al marco legal nacional y la
realidad particular de cada territorio.
Ello implica desarrollar un plan nacional de ordenamiento
territorial en coordinación con los gobiernos municipales para asignar a cada
tipo de suelo, según sus características ambientales, el uso apropiado
para asegurar el mejor aprovechamiento de los recursos naturales, sin degradar
la calidad del medio ambiente.
El turismo como factor de
desarrollo.
El programa de gobierno del PRM define también el compromiso de
propiciar una alianza con los gobiernos locales para promover el
turismo en cada uno de los municipios del país, considerando que se trata de
unos los recursos más factibles y eficaces para desencadenar una dinámica
económica con poder para generar empleos y estimular la actividad productiva en
las comunidades impactadas.
Esa alianza estaría orientada a estimular políticas
municipales que además de adecuar y promover los atractivos turísticos locales
contribuyan a ordenar el territorio, preservar los recursos naturales,
fortalecer la seguridad y mejorar los servicios públicos,
manifestó el líder opositor.
Aseo urbano, una solución
impostergable.
Luis Abinader ha definido este componente como una de sus grandes
prioridades para trabajar conjuntamente con los ayuntamientos, ya que se trata
de un grave problema de salud y calidad ambiental.
En los lineamientos de su programa de gobierno se plantea
claramente la voluntad de implantar un sistema de
Gestión Integral del Manejo de los Residuos Sólidos, para resolver
definitivamente el problema de la basura en todas las comunidades del país.
Espacios públicos verdes e
incluyentes.
El plan de gobierno perremeísta le asigna una especial importancia al tema
ambiental y la preservación de los recursos naturales y en orden contempla la
creación de un fondo concursable de apoyo a municipios y distritos municipales
que promuevan y gestionen espacios públicos verdes e incluyentes,
según criterios previamente establecidos por las entidades competentes.
Otro capítulo de interés planteado en la propuesta
de Abinader y el PRM tiene que ver con modelo de gestión del
drenaje pluvial y el alcantarillado sanitario, en interés de aplicar una
solución que pueda ser adaptada por los municipios y distritos
municipales según sus particularidades.
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