Por Reynaldo Peguero
Si no hacemos lo que debemos hacer, crearemos una Tormenta
Perfecta al combinar la epidemia de la enfermedad Covid 19 con las
elecciones nacionales. Convocar a votar 7 millones 473 mil, 172 electores para
el próximo 5 de julio en 4,321 recintos o locales electorales cerrados, es una
acción de alto riesgo epidemiológico. Si deseamos preservar la democracia, con
unas elecciones saludables entonces actuemos con las herramientas de la
epidemiología inteligente.
Matemáticamente estos 7,473,172 electores del Padrón
Electoral o los 5,231,220 de votantes efectivos esperados, procesados con la
tasa de ataque o de incidencia promedio de los últimos 15 días que es igual a
11% promedio, generarían probablemente unos 575,000 electores con posibilidad
de tener la presencia del virus de forma larvada y latente, pero con capacidad
infectante.
Si la tasa de ataque se reduce alrededor de
5.5% diario fue la mitad de los infectados anteriores. Es decir 1 de cada 9
electores podría estar positivo. Si por su parte, fuéramos más conservadores
y consideramos la tasa de morbilidad aportada por las pruebas ejecutadas por el
Ministerio de Salud, los 3,286 positivos de hoy 14 de abril, proyectarían 1
caso cada 2,000 electores participantes. En ambos grupos de valores, unos
extremos y el otro más conservadores, la situación es de alto cuidado.
Las propuestas que comentaremos a continuación tienen
como referencia el monitoreo diario de la epidemia que hace el Plan Estratégico
de Santiago con los datos oficiales. También nos basamos en sesiones que vía la
aplicación virtual Zoom, realizamos los miembros de la Liga Ciudadana. La Liga
como tradicionalmente se conoce, es una entidad voluntaria con más de 50 años
aportando propuestas a favor de la democracia. Espacio que ha sido visitado por
casi todos los Presidentes dominicanos de las pasadas cinco décadas, incluyendo
el presidente Danilo Medina que ha estado en tres ocasiones.
La Junta Central Electoral (JCE) ha resolutado la
convocatoria de elecciones extraordinarias de primera y segunda vuelta para
principios y finales de julio. El problema político podría aparentar
solucionado si y solo sí, el evento electoral no precipita un gran rebrote
nacional con miles de nuevos enfermos y fallecidos con el subsecuente nuevo
daño generalizado a la economía nacional. El asunto es más grave aún pues sólo
la República Dominicana (Jul. 2020) y Estados Unidos de América (Nov. 2020),
son las dos únicas naciones de América que en este año 2020, combinarían la
pandemia de Covid-19 con procesos electorales nacionales. Chile tiene un
referéndum constitucional que puede ser suspendible.
Entonces en la República Dominicana las medidas
epidemiológicas y de salud pública tienen que ser ejecutadas como se debe. Si
no hace lo que se tiene que hacerse, las elecciones no podrán ser realizadas en
julio sin mitigar el alto riesgo epidemiológico que conllevan, y en tal virtud
debemos tener un Plan B de carácter Constitucional para tomar las acciones
políticas que impone la ley de leyes, con la condición de que un gran pacto
nacional medie las acciones necesarias al respecto.
Obsérvese que las cinco (5) provincias y grandes
municipios impactados por la epidemia son exactamente los territorios de mayor
concentración de electores. Es decir el Distrito Nacional, Duarte, La Vega,
Santo Domingo y Santiago. Territorios a los que se deben agregar a Puerto
Plata, San Cristóbal y La Altagracia. Santo Domingo tiene 531 recintos,
el Distrito Nacional 268, Duarte 202, La Vega 213 y Santiago 449, más los
recintos de otras provincias críticas tendríamos alrededor de 2,000
recintos.
Se impone que la JCE consulte y coordine un Plan de
Prevención Especial Electoral (PPEE) con el Ministerio de Salud Pública y la
Comisión de Alto Nivel de Manejo de la Epidemia. Las acciones preventivas de
rigor y las intervenciones de impacto que a criterio del grupo de
epidemiólogos, salubristas y expertos en procesos electorales y salud, son
recomendables y están probadas como efectivas. La consulta prudente a los
organismos de Naciones Unidas como el PNUD, es fundamental.
Todas aquellas personas que tengan síntomas sospechosos
del Covid-19 no debieran participar en las elecciones, a menos que no se creen
condiciones especiales para que sus votos fueran ejercidos con seguridad.
Es nuestra consideración que las primeras acciones serían
de competencia de la JCE y del Estado dominicano en su conjunto, garantizando
que en los 4,169 recintos y especialmente en los más de 2,000 de éstos que son
más críticos, se guarden las condiciones de aseo, higiene y desinfección de los
diversos locales y de las vías de su entorno. La semana antes del proceso
electoral todos los recintos electorales y su entorno viario deben ser
intervenidos con un aseo especial de sustancias desinfectantes especiales de
las que recomienda la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Todos y cada de los recintos críticos deben tener
condiciones de aseo personal, lavado de las manos y gel desinfectante para los
votantes, el personal de la JCE, los presidentes, los secretarios y delegados.
Recomendamos el control de la cantidad de delegados y promotores políticos con
gafetes por cada colegio electoral. Asimismo, debiera existir dentro de
los mismos recintos, mecanismos de vigilancia epidemiológica especial de la
temperatura que se consideren y midan el riesgo del votante, dándole condiciones
de protección para depositar su voto.
Debe estratificarse la población votante. Sugerimos que
los votantes de mayor riesgo como los adultos mayores de 65 años así como la
población votante de las mujeres debieran ejercer su derecho al voto en la
mañana. Los hombres y los jóvenes debieran ejercer el voto en la tarde. Esto
así sin quitar el derecho algún votante que por una causa u otra no pueda
ejercer el derecho al voto en el horario correspondiente.
Otras acciones debieran ser asumidas por los partidos políticos
participantes en coordinación con la JCE para dotar de mascarillas y guantes a
todos los votantes. Igualmente, es de rigor el reforzamiento de las brigadas
del sistema 9-1-1 y de los equipos técnicos de vigilancia epidemiológica. Un
gran evento electoral implica un riesgo epidemiológico, asumámoslo entre todas
y todos con inteligencia y valor.
Reynaldo Peguero es director del Plan estratégico Santiago 2030
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