“Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando
quiero llorar, no lloro…
y a veces lloro sin querer…” Rubén Darío
Por JUAN T H
Comenzó como “un
relajo”; un “juego” de muchachos que un buen día, ante los constantes
escándalos de corrupción, saqueo, impunidad, burla de la justicia, falta de
oportunidad, transparencia en el manejo de los fondos públicos, inseguridad
ciudadana, proliferación del narcotráfico, juego de azar, intento de robo de
las elecciones, decidieron dar un paso al frente para jugar el rol que le tiene
asignado la historia.
En principio eran
30 o 40 mozalbetes de clase media, luego 300, al otro día mil, al siguiente miles
hasta copar por completo la Plaza de la Bandera que bordea la sede de la Junta
Central electoral y las Fuerzas Armadas que militarizaron la zona y hasta lanzaron
bombas lacrimógenas para reprimir y asustar a los muchachos que, en cambio, al
día siguiente fueron en masas.
El 40.3% de la
población dominicana oscila entre 18 y 35 años; más del 60% de nuestros jóvenes
se quiere ir del país por falta de oportunidad, los que logran salir a estudiar
al extranjero en su mayoría no vuelven; más del 20% ni estudia, ni trabaja. Esa
es a groso modo s la realidad de la juventud dominicana que no pertenece al
sector oficialista, pues los hijos de los funcionarios han estudiado fuera,
becados, con salarios en dólares pagados por diferentes ministerios, obteniendo
grados, posgrado, y doctorados en diferentes disciplinas del saber.
Una buena parte
de los “Popis” nacieron en 1996 cuando el PLD asumió al poder por primera vez;
otros tendrían menos de cinco años. Esos jóvenes nacieron o se criaron y formaron durante la “Era del PLD”. Sin embargo, esos jóvenes aun siendo hijos de “Papi y Mami” en su mayoría, tienen otras
aspiraciones, otros anhelos, otros propósitos en sus vidas, de estudio,
trabajo, talento, deseos de superación por méritos, no por simpatías políticas
o belleza física. Los Popis quieren un mejor país con verdaderas oportunidades
para todos, no para los hijos y parientes de los funcionarios del gobierno
morado.
En las
transformaciones sociales los jóvenes han jugado roles estelarísimos. Ellos han
empujado el tren de la historia dando sus mejores años, perdiendo la vida,
dando su sangre. La historia dominicana y
del mundo está llena de ejemplos. Los “Popis” están en las plazas de
todo el país. Lo que inició como una “chercha” hoy tiene un matiz político
social de gran importancia porque forma parte del repudio enorme de la
población hacia el gobierno de Danilo Medina y su PLD.
Estamos ante la
rebelión de los “Popis”, como los llamó peyorativamente alguien, pero esos
muchachas y muchachos, con entusiasmo, creatividad y determinación están
reclamando lo que a todos nos pertenece; están protestando por los derechos
cívicos y ciudadanos de los casi once millones de personas que habitamos esta
media isla, aunque muchos no lo sepan o no quieran saberlo.
Hoy es la
“rebelión de los Popis”, mañana será la revolución de los “Wawawa”, es decir,
de los pobres, los hijos de nadie, los que no tienen nombres ni apellidos
sonoros, los que no tienen padres ni madres poderosos, los marginados, los que
“valen menos que la bala que los mata”, como dice Eduardo Galeano; esos que no
estudian ni trabajan porque no tienen opción, los que no aman la vida porque no
han tenido vida, y tienen que robar chucherías para poder sobrevivir. Los
“Wawawa” con las “tetillas al viento, los que olvidó el presidente”, como diría
René, de calle 13.
La rebelión de
los Popis terminará en unos días, pero ha dejado una estela de conciencia
política y ciudadana en ellos mismos que
ya saben de su poder. Y servirá para enseñarnos el camino, que no es otro que
tomar las calles para reclamar lo que en justicia nos pertenece y que el Estado
nos roba. Los derechos que la Constitución nos brinda.
Cuando la
rebelión de los Popis deje de ser una escaramuza justiciera y cuando los
“Wawawa” entiendan que no tiene nada que perder, pero sí mucho que ganar,
lanzándose a las calles y protestar, entonces la violencia será indetenible. Y
pobres marginados, junto a los “Popis”, ya más maduros y conscientes,
producirán los cambios que demanda la sociedad dominicana para beneficio de
todos, no de un grupo de burócratas y políticos corrompidos.
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