La convulsa Tercera Década ya empezó



Por Faustino Collado

Un tiempo histórico no empieza con el calendario. Abarca más, hacia atrás y hacia adelante. Por eso se habla de Bajo y Alto Renacimiento, y de posmodernismo. En cuanto a la tercera década del siglo XXI, esta hace años que empezó.

Porque el mundo está acelerado. Y convulso. Cuando en 1927 se habló en la URSS de un plan quinquenal, fue una novedad, hoy se habla y se hacen planes hacia el 2030 y el 2050, y el grupo UASD 500  Años ha propuesto un plan de la UASD hasta 2038.

Quizá fue en Hong Kong, desde 2017,  con las impresionantes marchas por derechos políticos, o en RD con la Marcha Verde contra la corrupción, que empezó la tercera década; o quizá en Francia, con las protestas de los chalecos amarillos; o quizá ahora en Chile.

Se puede decir que estas expresiones sociales siempre las ha habido, sobre todo desde 1838, con los "cartistas" ingleses; entonces, ¿qué es lo nuevo, entreabriéndose el 20? Temáticamente: las pensiones más un gas, el carbono o el calentamiento global, que es la misma moneda.

Agréguese el derecho a la privacidad, en el conflicto entre lo privado y lo público, que tampoco es nuevo, pero sí lo es el medio, con el dominio del posicionamiento global o GPS, por parte de las grandes corporaciones globales de la virtualidad, más poderosas que el Estado.

Agregue, la resistencia machista a la revolución social de la paridad que las mujeres van empujando. Y hay mucho aderezo alrededor, como el nacionalismo. Lo nuevo es también lo masivo de las protestas, su composición social con amplias capas medias, los medios flash de convocatoria; también es nuevo que antes la derecha actuaba en la sombra, llegando a golpes de Estado cruentos, y hoy sale a la calle a movilizarse por sus metas, aunque sigue dando golpes de Estado que algunos han calificado de blandos, pero golpes al fin.

La década del 20, que ya empezó, traerá y consumará varias revoluciones, no solo de claveles y jazmines, pues será un jardín de mezclas raras, en un tránsito hacia nuevas formas del capitalismo neoliberal que aletea y la necesidad de una revolución democrática institucional que ya empezó en las redes.

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