Por JUAN T H
Más impunidad,
más corrupción, más falta de justicia, mas PLD. Todo es lo mismo. Piezas de un
mismo engranaje perverso y delincuencial.
Con la puesta en
libertad del coronel de la Fuerza Aérea Carlos Piccini Núñez termina el caso de
la compra por más de 93 millones de dólares en Brasil de los aviones Súper
Tucanos por lo cual se acusaron varias
de haber recibido sobornospor más de 3.5 millones de dólares.
La prisión
“preventiva” del alto oficial duró tres años, violándole sus derechos, pues
debió salir, mínimo, al cumplir 18 meses, porque el Ministerio Público no
presentó un expediente probatorio de los hechos que se le imputaban. Además,
era el único preso por el caso, los demás señalados, incluyendo senadores,
militares y políticos, no fueron a la cárcel ni de paseo para ver al infeliz.
Piccini era,
como dije en alguna ocasión, “el menos culpable de los culpables”, pero el más
indefenso, el de menos nombradía y menos rango. Como en muchos otros casos, “la
soga rompió por lo más débil”. Piccini no tenía protección política, los demás
si, por eso él fue preso por tres años –una condena- y los demás quedaron disfrutando
la dulce vida.
Recuerdo los
argumentos en el Congreso para justificar la compra de las naves, las
acusaciones a los que se oponían al negocio. Políticos, congresistas,
funcionarios y políticos se unieron en un solo coro para pedirle al senado la
aprobación urgente del préstamo, lo cual se trasladó a los medios de
comunicación donde las bocinas soplaban fuertes a favor del oneroso contrato.
El jefe de la
Fuerza Aérea dijo en ese momento que,
“para cumplir con el sagrado deber de combatir los vuelos ilícitos del
narcotráfico y el crimen organizado” era necesario adquirir los aviones, que al
final han servido para poco porque ahora hay más drogas que antes. Lo cierto es
que los argumentos positivos, sobraron.
“La droga está
alcanzando un nivel indescriptible y todos los días va en aumento
convirtiéndose en un peligro para el país. Las atribuciones que se les
atribuyeron a los Súper Tucanos eran increíbles. Con esos aviones se
terminarían los aterrizajes de avionetas cargadas de drogas. Tato jodieron con
los Súper Tucanos que el país los compró a sobreprecio. Hasta el presidente
Leonel Fernández y los más altos militares viajaron al país suramericano y dio
su vueltecita en ellos.
Cuando se
destapó el escándalo del soborno de 3.5 millones de dólares los responsables
salieron huyendo. Fueron acusadas varias personas con nombres y apellidos; se
habló de un senador, de algunos jefes
militares, pero solo el coronel Piccini –el pendejo- terminó en la cárcel por
tres años. Nadie más. (El seguro de las naves es otro escándalo que nadie ha
querido destapar)
¿Alguien puede
ser tan tonto, tan iluso, tan imbécil, cómo para creer que ese coronel, y nadie
más, cogió 3.5 millones de dólares, se los embolsilló sin la complicidad de
nadie, sin repartir con ningún superior,
ningún senador, ningún
funcionario del Palacio Nacional? Ese “tumbe” no lo pudo dar Piccini, lo
hubieran matado y lanzado su cuerpo al océano rojo.
Lo mismo pasará
con los sobornos de Odebrecht y Punta Catalina que ya van por más de 150
millones de dólares entre senadores, funcionarios y políticos de
los gobiernos del PLD. A menos que Estados Unidos obligue –con la fuerza de
Súper Pompeo y el Departamento de Estado- a que se haga justicia y que todos
los sobornados, sean investigados y apresados, algunos pedidos en extradición
por lavado de activos, inclusive.
Con los Súper
Tucanos, el PEME, Punta Catalina y Odebrecht, pasará lo mismo que con más de
200 expedientes de corrupción durante los dos gobiernos de 20 años del PLD: ¡NADA! Pero como la corrupción no prescribe,
espero que con el cambio de gobierno por otro decente, todos los expedientes de
corrupción sean reabiertos durante los últimos 20 o 25 años. Y entonces sí, se
haga justicia.
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