Por Roberto Valenzuela
Es un acto de justicia que los legisladores aprobaran y el presidente
Danilo Medina promulgara la Ley que lo declara como Héroe Nacional.
Establece el 10 de enero de cada año para su conmemoración y designa con el nombre de Gregorio Urbano Gilbert el puerto
de San Pedro de Macorís. Es el lugar de su proeza.
Es que como un discípulo de Juan Bosch, la personificación de la honestidad
en la política, aprendí a idolatrar a otro referente moral: Urbano Gilbert.
Era incorruptible y valiente: la única fortuna que acumuló fue la
dignidad en la lucha por la independencia de los pueblos americanos.
A los 17 años, siendo un obrero, tomó su revólver y él sólo les entró
a tiros a los norteamericanos que estaban desembarcando por el puerto de San
Pedro de Macorís, como parte de las tropas que en 1916 venían a apoderarse de
República Dominicana. Gilbert mató un oficial e hirió a varios soldados.
Después de concluida la campaña guerrillera en RD, se fue a luchar al lado
del nicaragüense César Augusto Sandino, llegando a convertirse en su
lugarteniente, luchando contra Estados Unidos. Era tan honesto que acompañaba a
Sandino en la recolección de fondos para la lucha revolucionaria en naciones
como México.
Tras la muerte del general Sandino (1934), regreso al país y rechazó apoyar
la dictadura trujillista a cambio de bienes materiales. Prefirió ganarse la
vida vendiendo “chucherías”, mientras estudiaba. En 1956 se doctoró en
Filosofía en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Se unió a los constitucionalistas en la Guerra de Abril de 1965. Escuche al
historiador Roberto Cassá decir que a veces lo iba a visitar a la panadería
donde trabajaba, pues a pesar de luchar en tantas campañas revolucionarias nunca
reclamó nada a ningún gobierno. Falleció el 29 de noviembre de 1970.
Bob Menéndez
Con el profesor Bosch aprendí a no odiar al ciudadano común norteamericano.
Pero aprendí que la soberanía de República Dominicana no se negocia; y que
debemos enfrentar la injerencia de Estados Unidos, no solo en nuestra amada
tierra, sino en naciones hermanas, como en Venezuela.
Jamás atacaré en lo personal al senador Menéndez, eso me empequeñecería en
la lucha por la soberanía de mí país, pero si le digo que no se meta en los
asuntos internos de RD; pues ahí me visualizo, como Gilbert, disparando mi arma
contra el invasor Bob Menéndez. Como no soy un nacionalista por coyuntura o
conveniencia, dispararía contra cualquiera que intente vulnerar nuestra
soberanía.
Porque cuando el senador Menéndez opina sobre reelección o no reelección de
Danilo Medina (u otro gobernante: Joaquín Balaguer, Hipólito Mejía, Leonel
Fernández), está invadiendo el pueblo más bravo de América: son 175
años luchando contra las potencias, comenzando por Juan Pablo Duarte en la
Guerra de Independencia (1844) . Luego, en 1863, en la Guerra de la
Restauración contra España; y en la Guerra de los Seis Años (1868-1873)
Gregorio Luperón impidió que RD sea anexada como una colonia de Estados Unidos.
En 1965, el coronel Francisco Alberto Caamaño lideró al pueblo y derrotó al
imperio norteamericano y sus 42 mil marines. Hay que explicarle al
señor Menéndez que este pueblo ha peleado con todas las potencias y siempre ha
ganado porque aparecen líderes valientes y el pueblo se unifica entorno a
ellos.
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