Por Rafael Matos
Féliz
Siguiendo el
tema iniciado anteriormente, ahora pasamos a evidenciar algunas acciones que
son el resultado de los aprendizajes dirigidos y planificados en los centros de
control ciudadano, para lograr ciudadanos apáticos, desencantados y
clientelistas. Esos centros de control son, el Estado todo (Gobierno,
ministerios, congreso, justicia, policía, guardia, marina, direcciones
provinciales, alcaldías, etc., etc.), así como la mayoría de los empresarios
que en coalición con el estado definen sus intereses económicos como las
principales prioridades de la nación.
Tomemos como
ejemplo la educación. Este tema
es extremadamente importante para el desarrollo de un pueblo. Sin embargo, a la
población se le ofrece una educación de muy mala calidad, pero dijimos en una
ocasión anterior, se le da “comida” y ya eso “basta y es suficiente”. Además,
hay “salidas” para sus precariedades y desesperanzas. Se le motiva a la
búsqueda de refugio en las creencias y eso le conforta. A otros los motivan
para refugiarse en las drogas (legales e ilegales), haciéndoles creer que eso es,
el último grito de la moda.
Mientras eso
ocurre, a los familiares y relacionados de los funcionarios se les ofrece una
educación de calidad, e incluso a sus hijos les dan becas a todos los rincones
del mundo con los recursos de los contribuyentes. Mientras en numerosos lugares
de nuestra geografía nacional, hay escuelas de patios, en enramadas y muchas de
las que se construyen tienen tan baja calidad, que se agrietan, se les caen
paredes, se desploman techos, etc., y todo…sin consecuencias.
Otro ejemplo es
la salud pública. Para la
población existen hospitales con todo tipo de precariedades, y a los 9
hospitales regionales del país les han puesto el encargo de atender a más de 300
mil pacientes cada uno, recibiendo un pírrico presupuesto mensual (de 2 a 8
millones de pesos); gastándose la mitad en facturas del Programa de
Medicamentos Esenciales (PROMESE) y en otros insumos y necesidades. Mientras
que hospitales como Plaza de la Salud y Cedimat, que solo atienden a pacientes
privados y extranjeros; les asignan mayor presupuesto que a los 9 regionales
juntos.
El presidente
del Colegio
Médico, Wilson Roa, asegura que se trata de un postulado muy
claro del neoliberalismo, (asumido por el gobierno), que apuesta a desintegrar
las instituciones estatales (públicas) para fortalecer las privadas
con financiamiento público.
Otro
aspecto se refiere a la seguridad
ciudadana. Esta es la burla más descarada en relación a la ciudadanía. Desde
el estado se han hecho grandes esfuerzos para lograr los actuales índices de
inseguridad, pues tanto la Justicia, como los cuerpos represivos (policía y
organismos castrenses) gozan de la peor desconfianza entre los ciudadanos, ya
que son los mejores aliados de la delincuencia, de las violaciones a las leyes
y para ello se cubren con la impunidad.
Lo
señalado precedentemente tiene su lógica en la idea que tienen los grupos de
poder, de que la inseguridad ciudadana causa que la
sociedad se cohíba y se prive de sus derechos fundamentales; por lo tanto se
quiere un ciudadano temeroso, apático, desencantado y clientelista, que se
ponga debajo de un funcionario en búsqueda de protección y de prebendas; lo que
se traduce como “dame algo, dame lo mío”.
Otra temática de
la construcción ciudadana está referida a la empleomanía, la gente ocupada en una labor productiva o de
otra índole. Se pregona hasta la saciedad, la “cantidad de empleos creados”. Pero
resulta que las nóminas del estado están cargadas con relacionados de los
funcionarios (“botellas”) que no trabajan, pero cobran. Las estadísticas
oficiales señalan que más del 55% de los jóvenes se encuentran desocupados y
que el resto que ocupa un empleo, tiene 60% de informalidad. Igual ocurre con los adultos que están ocupados.
Esa
informalidad, niega seguro médico, derecho de asociarse, etc., pero les
garantiza ser cesanteados en cualquier momento. De esta manera, estas personas se
convierten en esclavos laborales para tener cierta “seguridad en su empleo”; de
ahí vienen los acosos y todas las violaciones. Como ocurre y se ve ahora con la
campaña política a destiempo, se les amenaza a los empleados del estado para
que vayan a los mítines.
¿Y de los
servicios públicos? Agua potable,
electricidad, etc.…Hablar de eso
da rabia….
Así se construye
ciudadanía actualmente.
Rafael Matos Féliz
Por el
Desarrollo Sostenible
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