Por
Nélsido Herasme
Dado el giro que
ha tomado la situación venezolana y la incursión bélica de los rusos en la
patria de Simón Bolívar, parece demostrarse en la práctica que el diputado y
autoproclamado presidente de Venezuela Juan Guaidó es el guasón o la carnada utilizada
por los Estados Unidos y un grupo de países aliados para lograr hacer sentir su
ardiente deseo de hacer saltar internamente al actual gobierno del país
suramericano.
Mientras los Estados
Unidos, con Donald Trump a la cabeza, presionan al gobierno de Nicolás Maduro
Moros, estos a su vez permiten la entrada de fuerzas rusas a su territorio al
tiempo de ponérsela difícil a su representado (Guaidó), a quien la Contraloría General de la República de Venezuela inhabilitó por
un período de 15 años, en vista de que el autoproclamado presidente ha manejado
“una gran cantidad de dinero” en viajes y otras actividades la cual no puede
justificar.
La
llegada de dos aviones militares rusos a Venezuela dio pie a alarmas y
reacciones desde Estados Unidos, la Organización de Estados Americanos (OEA) y
al nombrado Grupo de Lima.
Sin
embargo, portavoces de China y Rusia recordaron a Washington que el acoso no funciona como antes y
advirtieron que continuarán “sus relaciones de cooperación y solidaridad con
los países de Latinoamérica, incluyendo a Venezuela”.
Todo
esto deja bien claro que las cosas de castaño están
pasando a ponerse a oscura y que el interés de los poderosos con respecto a
Venezuela no es Maduro ni es Guaidó, sino los recursos con que cuenta el
territorio venezolano, incluyendo su reserva petrolera.
Se
cayeron las estrategias para aislar al gobierno de Maduro, la de sabotaje
eléctrico, las supuestas ayudas humanitarias y la estampida de venezolanos a
países vecinos, porque la finalidad ahora es la medición de fuerzas entre
gobiernos totalmente poderosos.
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