Por Juan T H
Es el título de
un libro escrito por el español Juan Soto Ivars que trata con mucha profundidad
y propiedad el tema de las Redes Sociales que se han convertido en medios de
comunicación de un impacto extraordinario en todas las actividades relacionadas
con la cuarta revolución industrial que marca un antes y un después en la
historia de la humanidad alcanzando logros exponenciales en la ciencia y la
tecnología.
“La llegada de
internet se presentó como la conquista suprema de la libertad. De la noche a la
mañana, cualquier ciudadano de los estados democráticos podía expresar su
opinión sin correr demasiados riesgos judiciales. Las jerarquías de la
información se caían hechas pedazos, los escalafones eran burlados, y quienes
habían vivido en silencio encontraron una herramienta para levantar la voz.
Hoy, un adolecente puede lanzar su discurso a YouTube y, de un día para otro,
se convertirá en una estrella más
influyente que los presentadores veteranos de la tele y los analist5as
reputados”, dice.
Y añade: “La
época en que para expresar un pensamiento había que pasar el filtro de la
censura estatal parece tan remota como el tiempo, no tan lejano, en que el
filtro lo aplicaban ceñudos comités de edición en diarios y revistas”.
Es cierto. Las
redes sociales han revolucionado la comunicación de masas, a tal punto, que han
puesto en peligro los medios de prensa tradicionales, incluyendo a los
periodistas que ya están siendo sustituidos por robots con una capacidad de
almacenamiento de datos impresionantes.
Jeff Jarvis
escribió el libro, “el fin de los medios de comunicación de masas”, con una
interrogante inquietante para comunicadores profesionales atrapados por la
tradición análoga: “¿Cómo serán las noticias del futuro?”. El periodismo
digital a través de las redes sociales es una obligación hoy día para todos los
periodistas.
Para que
tengamos una idea de lo que está sucediendo: “En 2016 había 615 millones de
europeos con acceso a internet (el 73% de la población), de los cuales la mitad
eran usuarios de Facebook. En Estados Unidos había, 320 millones de internautas
(el 89% de la población) y 223 millones tenían
perfil Facebook”. Esos números
han crecido exponencialmente. Por igual, el número de personas con Twitter,
Instagram, etc. Solo en el año 2013, dice Ivars, se lanzaron a las redes más de
un “billón y medio” de fotografías. Eso es más que todas las fotos de la
humanidad en toda su historia. ¡Inverosímil! ¿No?
Las redes tienen
su lado positivo, pero también negativo. Todo depende del uso que le den los
países y las personas; se pueden usar para hacer el bien o para hacer el mal. Los fraudes cibernéticos, a
pequeña y gran escala, representan, de acuerdo con un estudio que leí reciente,
más de 200 mil millones de dólares en todo el mundo. (El que hizo la ley
también hizo la trampa)
El empresario,
de la naturaleza que sea, el político, del partido o la ideología que prefiera,
el profesional del área del conocimiento que sea, que no esté asistido por la
tecnología, no tendrá éxito. La plataforma virtual es indispensable para todos,
incluyendo a los ciudadanos comunes.
Muchos políticos
en todo el mundo (el ex presidente Obama es un ejemplo) han utilizado con éxito las redes sociales. Contratan expertos
en la materia en el entendido de que nadie puede hacer política sin una buena
plataforma virtual. Un político no puede ser análogo en un mundo digital. Como
tampoco puede serlo un cirujano, cardiólogo, pediatra, economista, abogado,
ingeniero, profesor o científico.
“La inteligencia
artificial está mostrándose más efectiva para vigilar enfermedades del corazón
y anticipa el riesgo de infartos. Un software que es capaz de medir cada latico
desde treinta mil puntos diferentes revela información vital hasta ahora desconocida
y muy útil para la prevención”, dice Marta García Aller en su obra “El Fin del
Mundo” (Tal y como lo conocemos).
Ese dato se
replica en todas las demás profesiones, lo cual nos obliga a cambiar
radicalmente el sistema educativo dominicano si queremos estrechar la brecha
que nos separa de los países desarrollados, pues de lo contrarios quedaremos
sumergidos por siempre en el atraso sin posibilidad alguna de ponernos al día
en cuanto a ciencia y tecnología se refiere.
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