Por Nélsido Herasme
En ocasiones, en vez de incomodarnos, lo que nos despierta es risa cuando
escuchamos a un amigo decir que un diputado trabaja más que el otro, porque le
hace un almuerzo a una familia pobre de un barrio, regala una canastilla a una
mujer embarazada, entrega una caja con productos comestibles o el vehículo que
adquirió mediante exoneración lo convirtió en ambulancia y lo puso al servicio
de quienes le dieron su voto en tal o cual certamen electoral.
Todo eso sucede en la Circunscripción 3, porque es la demarcación electoral
más pobres de la capital la que no cuenta con autoridades y la que en los últimos
diez años ha crecido, con casi 700 mil habitantes, 300 mil de ellos adultos con
derecho al voto.
Es la más pobre de la capital, pero con 7 diputados los cuales responden a
los nombre de Gory Moya, Elpidio Báez, Mirna Tejada, Gustavo Sánchez, Yuderka
de la Rosa, Juan Rodríguez, Ramón Bueno, cuyos sueldos mensualmente más lo que
se “buscan” suman alrededor de 3 millones de pesos.
Es de ahí que a ningunos de esos congresistas hayan rendido cuenta, porque
no se les conoce propuesta en beneficio de la colectividad.
No existe en la Cámara de Diputados tan solo una resolución sometida por
uno de los siete de la circunscripción 3 que redunde en provecho de nuestros
pobladores.
Nuestro espacio geográfico necesita una mayor atención para que sus
residentes reciban mayores niveles de atención.
Todo el que tiene dinero a esta franja es que viene a buscar los
votos, porque el de sus munícipes es el que decide las elecciones para escoger
las autoridades que rigen la nación, porque cuenta con más electores que las
cinco provincias de la región suroeste.
Cada cuatro años nos exponemos a la burla de los políticos con dinero, convirtiéndonos en el hazme reír y en su carnadas en tiempos electorales.
Comentarios
Publicar un comentario