POR ROLANDO ROBLES
En realidad, no encuentro por dónde empezar la conversación, porque
para ser objetivo en ésto, hay que jugar un poco a ser el “abogado del Diablo”,
y tal papel, nunca me ha sentado bien. De hecho, mi razonamiento resulta en
ocasiones “muy lineal” cuando se trata de la Dominicanidad y casi no dejo
espacio para las “medias tintas” o posiciones de lectura dual o ambigua.
Yo sé que la vida, y más que ella, la historia misma, no se manifiesta
en general, en “blanco y negro”. La gran mayoría de los acontecimientos -los conocidos
y los por venir- siempre se presentarán en “tonos grises”, de suerte que los
colores blanco y negro, únicamente se aprecian en los extremos, o sea, cuando
están todos (blanco) o cuandofaltan todos (negro).
De manera que muy por adelantado, pido excusas a mis lectores si no
soy capaz de traducir, con la sinceridad acostumbrada, lo que creo sobre esta
extraña propuesta de la ONU, que pretende lograr una “migración segura,
ordenada y regular”, desde los países mas pobres hacia los países mas
desarrollados; es decir, que los ciudadanos mas pobres del mundo, sean
aceptados -porque así lo determinó la ONU- en las sociedadesdonde viven los que
han alcanzado un mejor nivel de bienestar.
La propuesta, desde el punto de vista humanístico, es muy justa,
bastante justa pienso yo. Alcanzar un mejor reparto del bienestar social entre
todo el género humano, es algo a lo que nadie, en su sano juicio, se puede
oponer así por así. Pero al mismo tiempo, es una empresa muy cándida, utópica,
muy poco sincera, pero, sobre todo profundamente irresponsable.
Lo de la candidez, pienso que no hay que explicarlo; pues ya conocemos
de la voracidad del ser humano. Asumir que los núcleos sociales mas avanzados
del mundo (por el desarrollo logrado) estarán contestes en modificar sus
estilos de vida, porque así lo ha decretado un organismo tan inoperante como
Naciones Unidas, es una proeza de la ingenuidad. Cada milímetro de terreno
ganado por el hombre en el campo de equidad social y la inclusión, ha sido
arrebatado “a sangre y fuego” a las fuerzas mas retardatarias, en todas las
épocas.
Las utopías se definen, como los planes y proyectos que son imposibles
de realizar, aunque si hayan sido concebidos y hasta elaborados con cierto
grado de perfeccionamiento. Pensadores como Arquímedes, Galileo y Da Vinci, idearon
artefactos y máquinas que en sus momentos parecieron estrambóticas para el
conocimiento reinante; y se convirtieron en realidad mucho tiempo después, porque
no eran absurdos, estaban basadas en el estudio racional que cada uno de ellos
hizo yellos siempre concibieron la solución, partiendo de la causa que generaba
el problema. El problema era que el mundo desconocía los avances de
razonamiento a que ellos habían arribado y por eso no los entendían.
En el caso que nos ocupa, la migración desordenada, insegura e
irregular, no se puede llegar a solución efectiva, si no se atacan los motivos
que la producen. Por eso el pacto no sólo es utópico sino, absurdo en grado
extremo.
Cuando digo que no son sinceras las propuestas contenidas en el
dichoso pacto por una “migración segura, ordenada y regular”, me baso en el
hecho de que la ONU sabe muy bien, que la única migración segura, ordenada y
regular -al día de hoy- es la que se realiza con la autorización mediante
visado del país receptor y se pacta antes del individuo dejar su país de
origen.
No importa cómo llegaron los “pilgrins” o peregrinos, a las costas del
nordeste de América, a lo que hoy es conocido como Nueva Inglaterra.Aunque si
sabemos que no llegaron con mandato de conquistadores, ni que fueran
“invitados” por los aborígenes que habitaban dichas tierras. Tampoco es
relevante si los esclavos traídos desde África, ya sea que hayan sido
capturados por los blancos o vendidos por los mismos negros a los esclavistas
blancos, fueron aceptados o no, por las tribus que poblaban la isla
nuestra.
La verdad histórica es que los conquistadores europeos impusieron la
esclavitud a negros e indígenas en América. Y que ello fue posible sólo porque
la correlación de fuerzas les favorecía, en ese momento especifico de la vida.
Mas luego, los flujos migratorios, en todos los sentidos, se pudieron realizar
porque no había resistencia. América y el mundo estaban despoblados; y
cualquier aventurero era bienvenido, porque representaba alguna forma de ayuda
en la lucha de todos contra el medio ambiente inhóspito.
La migración, hasta la segunda mitad del siglo XX, no era un problema,
mas bien era conveniente para todos, por las razones que señalo arriba. Es por
ello que países como Australia, que buscaron y necesitaron siempre la migración
para sobrevivir, hoy día siguen buscando extranjeros que quieran compartir su
territorio, pero, solamente aceptan a los que llegan de manera regular, o sea,
con visado previo.
Con este escenario actual, me aventuro a afirmar que si ese genio de
la sociología, llamado Carlos Marx, tuviera que re-escribir su obra cumbre “El
Capital”, escribiría algo muy diferente a lo que escribió hace ya mas de ciento
cincuenta años. Y si el otro genio de la lucha política conocido como Vladimir
Ilich Lenin, pretendiera hoy, derrotar el capitalismo existente, no el
incipiente de principios del siglo pasado, den por seguro que ninguna de sus
tesis sobre la “toma del poder” resultaría victoriosa, digo, si asumimos que
realmente fueron victoriosasa fin de cuentas.
Las razones de mi conclusión, sin pretender ser un estudioso del
Marxismo Leninismo, como lo es por ejemplo Pin Montás, del PACOREDO, se basan
en hechos muy simples. Para entonces, el mundo casi no conocía tres problemas
que hoy resultan medulares: la corrupción desde el Estado, el Narcotráfico y el
ensanchamiento de la brecha entre ricos y pobres en los países tercermundistas.
Esta realidad última: los ricos cada vez mas ricos y los pobres cada vez mas
pobres, sumada a la superpoblación mundial, generan la migración “desordenada,
insegura e irregular”, de que habla la ONU.
Pero la característica más sobresaliente de esta propuesta de la ONU,
lo es sin dudas, su profundo sentido de irresponsabilidad. ¿Por qué no se les
ocurre proponer que las grandes potencias detengan la depredación de nuestros
países y promuevan el saldo de la deuda social, de modo que a nadie se le
ocurra salir de su tierra de manera permanente y tan a las locas, como lo han
hecho los centroamericanos últimamente, por ejemplo?
¿Qué se puede esperar de esas élites diplomáticas, que solamente
porque no hay un mecanismo definido de cobro compulsivo a los países que ellas
representan, adeudan a la ciudad de Nueva York, miles de millones de dólares,
solo en multas por mal estacionamiento?
Esos “parásitos del sistema democrático” que son ciertos diplomáticos,
esas pandillas de “buenos para nada” que conforman los mal llamados organismos
multilaterales de las Naciones Unidas, son los que pretenden decirnos a los
dominicanos lo que debemos hacer con la invasión pacífica y constante que
consume nuestro exiguo presupuesto; mientras nuestros gobiernos se hacen de la
vista gorda ante tal desaprensión.
No a la firma del irresponsable pacto; porque, a fin de cuentas, ¡ya
nosotros les hemos entregado cien veces mas de lo que se estipula en el acuerdo
de marras propuesto!
¡Vivimos, seguiremos disparando!
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