Por Roberto Valenzuela
Habla
muy mal de los hoteleros que propiciaron una protesta para impedir que el
presidente Danilo Medina acudiera al primer palazo para construir una
torre de 18 pisos, que alojará al hotel Moon Palace en Macao, La Altagracia.
Esa
protesta descalifica al sector que se opone a la construcción de torres y da la
razón al Ministerio de Turismo; pues demuestra que no le importa que las
imágenes protestando dañen al turismo que ellos dicen defender. Ese tipo de
cosas no es usual ni conviene al sector turismo, donde lo que se espera es que
se proyecte la imagen de tranquilidad, de desarrollo. Eso genera ruido y, por
ende, mala imagen para la República Dominicana y el turismo.
Mientras
unos protestan; los patrocinadores del nuevo proyecto dicen que la nueva
inversión es de 600 millones de dólares, alrededor de 30 mil millones de pesos,
una suma apetecible para cualquier país con las características y necesidades
del nuestro, mucho más ante las urgencias que presenta Macao, que la pobreza y
la falta de empleo marcan punteros.
Es
alentador, en medio del conflicto, lo que anunció el ministro de Turismo,
Francisco Javier García, de que está abierto a la concertación: “porque, según
él, con el diálogo es que se progresa”. Explicó que su rol es regular y
mantener el equilibrio en el sector, porque “yo no llegué al Ministerio de
Turismo para irme a favor de ningún grupo en particular”.
Recordó
que en el inicio del nuevo proyecto no ha habido nada novedoso y que el
Ministerio de Turismo es la única entidad que tiene facultad para emitir
resoluciones. “Lo novedoso en este caso es la forma como Asonahores (Asociación
Nacional de Hoteles y Turismo) ha desarrollado una campaña mediática, una
campaña internacional, acciones judiciales; y algo también novedoso, porque
está haciendo lo que nunca se ha hecho: auspiciar, evidentemente, acciones
“medio turberas” para tratar de boicotear una inversión de 600 millones de
dólares”.
Esto
dijo el ministro de Turismo en el programa de televisión Hoy Mismo del canal 9.
Recordó que desde la Navidad del año pasado está buscando una solución
concertada al problema. “Pero me están dando candela por los medios de
comunicación… Yo digo que sería para amargarme la Navidad, porque esta me la
están amargando. Parece que en Asonahores no son muy buenos celebrando la
Navidad”, manifestó.
Osiris de León lo apoya
Hasta
ahora lo que conocemos de la objeción que hace una parte de los actores
turísticos del Este, se reduce al tema de la altura y el aspecto
medioambiental. Pero los expertos, como mi compañero en el programa Gobierno de
la Noche (Z101), el destacado geólogo Osiris de León, ve favorable el suelo de
la zona por estar constituido de roca caliza que resiste carga de hasta mil
toneladas por metro cuadrado. Y los estudios de impacto ambiental garantizan
que el proyecto no representa riegos para el medio ambiente.
Por
lo que planteamos en el párrafo anterior, es que Francisco Javier García está
convencido que el alegato de oponerse a las torres es una cortina de humo,
porque en el fondo es una lucha de intereses entre empresarios. “Mi amigo
Frank (Rainieri del grupo Punta Cana) dijo que se oponía a las torres por
principio. Yo no sabía que las torres tienen ideología, porque los principios
nacen de las ideologías.… Están ocultando la verdad y el que oculta la verdad
está trabajando con la mentira”, añadió.
Dos Asonahores
García
insistió en que el sector de los hoteleros que rechaza la construcción de la
torre, nunca objetó la obra a pesar de que participó de manera activa en todas
las discusiones realizadas para transparentar y consensuar el importante
proyecto.
Al
participar en el citado programa de televisión, el ministro de Turismo
dijo que la posición de la anterior directiva de Asonahores, encabezada
por Joel Santos, dio la impresión de que existían dos entidades, una que
mantenía una posición en la mesa del diálogo y otra de cara a la opinión
pública. Puso como ejemplo que es “como si existiera una Asonahores en la
capital y otra Asonahores en el Este”.
Mencionó
las declaraciones de Joel Santos, en el sentido de que para lograr la meta de
los 10 millones de turistas al año, a que aspira el país, se deben construir no
menos de otras 29 mil habitaciones para adicionarlas a las existentes. García
dijo que se sorprendió por el cambio de actitud de Santos, que ahora se opone a
la construcción de nuevas habitaciones en Macao.
En
ese tenor, y de buena a primera, ese grupo rechaza la inversión en Macao, y a
pesar de que el Ministerio de Turismo siempre estuvo abierto al diálogo,
decidieron presentar un recurso por ante el Tribunal Superior Administrativo
(TSA), en el que solicitan declarar la nulidad de la resolución que ellos
conocen bien, pero que ahora califican como “clandestina”. ¿Quién está
mintiendo al respecto?
No quieren competidores
La
extraña postura evidencia dos motivos fundamentales: en primer lugar, el sector
disidente de los actores del turismo en el Este se resiste a ser regulado y, en
cambio, quiere regularse por su propia cuenta, sin que el Estado tenga ninguna
participación en la materia. En segundo lugar, sus alegatos respecto a la
altura y al tema medioambiental, son una simple excusa, es decir, y, según
Javier García, una cortina de humo, con la que se busca evitar la presencia de
otros competidores en la zona.
Esos
propósitos son camuflados para distraer a la opinión pública, y para ello
recurren a objetar la construcción alegando que provocará bajas en la
rentabilidad y, al propio tiempo, que la torre rompe el concepto tradicional
que ellos asumieron y desarrollan, “el modelo de éxito” o de los cuatro pisos”.
El
argumento de la baja en la rentabilidad, no se fundamenta en nada objetivo ni
medible, por el contrario, la rentabilidad del sector turístico ha crecido en
República Dominicana de la mano con el incremento de las habitaciones
hoteleras. Respecto al segundo aspecto, tampoco se basa en nada que pudiera
documentarse y mucho menos probarse. El Banco Central y otras instituciones
públicas y privadas suelen con frecuencia medir los niveles de satisfacción del
turista que vista la República Dominicana, y resulta que en ninguna medición ha
salido a relucir que los que nos visitan prefieren el turismo dominicano porque
sus hoteles son de cuatro pisos.
De
manera que todo se reduce a que una parte de los hoteleros del Este, asumiendo
que son dueños del territorio y que tienen potestad para manejarse con sus
propias reglas de juego, no quieren competencia en su zona de negocios. El
problema con eso es que el gobierno no se puede dar el lujo de obstruir, de
frenar, la inversión privada y menos cuando precisamente en el sector
turístico, tiene cifrada la meta de alcanzar que 10 millones de turistas nos
visiten al año.
Los
promotores del nuevo proyecto afirman que la torre en Macao no solo representa
la inversión de 600 millones de dólares, sino que proporcionará empleos de
calidad a más de cinco mil habitantes de la zona y, al propio tiempo, contempla
la construcción de viviendas para sus empleados.
El
país tiene que estar primero que las apetencias de algunos que, no se puede
negar, si bien han hecho valiosos aportes al turismo, también cargan con el
criterio de que son únicos y exclusivos en tan importante plaza. El turismo,
como lo ha reiterado en varias ocasiones el ministro Francisco Javier García,
es la espina dorsal de la economía dominicana y, sencillamente, con eso no se
puede jugar.
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