Por Félix Quiñones
Hay dos fenómenos eminentemente importantes y determinantes para el
desarrollo y la supervivencia del ser humano, la familia, la sociedad, las
naciones y hasta para el propio mundo. Me refiero a la educación formal y a la
práctica deportiva organizada. El deporte es preponderante en la formación de
la juventud en Estados Unidos y a diferencia de otros países de nivel de vida y
desarrollo humano similares, siempre camina de la mano con la educación.
Es grandioso ver como los muchachos empiezan a practicar y competir en las
escuelas y colegios, luego pasan a las universidades y se desarrollan en las
competencias de alto nivel, para al final, dar el gran salto al deporte
profesional o se mantienen -según la disciplina escogida y las conveniencias
particulares- en las mas importantes competencias de aficionados o amateur.
Cuando son firmados por los “escuchas” que representan a los equipos, por
lo general, se produce un cambio significativo en sus vidas y la de sus
familiares mas cercanos. Y ésto, como ya les he dicho antes, es sencillamente
grandioso.
Claro está, no todos tienen la suerte de hacer carrera en el
profesionalismo o los circuitos de alta competencia, pero todos tienen la
oportunidad de conseguir un título universitario, que puede ser tan importante
o mas que la “firma” misma. Los muchachos estadounidenses, pueden gritar con
orgullo al mundo, que el sistema educativo y deportivo que se gastan en la
adolescencia es algo sensacional. Y ésto lo puedo decir de manera terminante y
responsable.
Quise traer este tema a colación, porque por años he venido sufriendo de
impotencia al ver como muchos de nuestros muchachos (mas bien, la mayoría) se
han quedado en el camino, en un sistema tan definido y tan bien elaborado como
el que tenemos, quizás por no tener la orientación y dirección desde la
formación en sus hogares. Aunque pienso que éste no es ni el escenario ni el
momento ideal, para señalar elementos de culpabilidad.
Sin embargo, hemos de reconocer que tarde o temprano, quizás mas tarde que
temprano, habremos de sentarnos en la mesa de discusión, a evaluar nuestro
comportamiento, porque los fallos han sobresalido y los resultados siempre
están en contra de la mayoría de nuestros muchachos, especialmente de los mas
pobres.
Resulta tan irónico escuchar que muchos de nuestros jóvenes “desertan y
fracasan en la escuela por el deporte”, dígase, por ejemplo, el baseball, que
ya es mucho decir. Es por eso que les hablo de fallos de “dirección y
hogar”.
Muchos padres de nuestra humilde y laboriosa comunidad, han cometido el
error de sacar sus hijos de la escuela y enviarlos a RD a jugar pelota. Ya nos
podemos imaginar los resultados: si no los firman allá, serán uno más que se
nos pierde.
Con un sistema como éste, con ventajas infinitas y una comunidad
trabajadora, con ambiciones incalculables, con muchachos prometedores y que
nacen como dice el refrán: con el deporte debajo de los brazos, es para
estar a la par con los anglosajones, como siempre he sostenido.
Este es un tema un tanto molesto y delicado, porque estamos hablando de
nuestros niños, amigos, vecinos, hermanos, etc. Ahora, que no nos quede la
menor duda, de que no hemos sabido orquestar y conjugar el deporte y la
educación en la comunidad dominicana. Puedo expresar sin sonrojo alguno,
que yo he contribuido con mi cuota de responsabilidad, tanto en mi familia como
en mi comunidad.
Más de veinte años en ejercicio como dirigente deportivo y activista
comunitario y lo expreso de manera humilde y sin temor, ¿saben ustedes por
qué?, porque el 99% de los jóvenes que pasaron por mis manos, hoy día, son un
ejemplo de superación para nuestra comunidad y para sus familiares y eso
tenemos que aplaudirlo. Debo concluir diciendo, que nunca estamos tardes para
poner en marcha, planes que cambien los resultados y direcciones de nuestros
muchachos, y así, saldremos todos beneficiados.
¡Y qué bueno que así sea!
Félix Quiñones es
dirigente deportivo en Nueva York
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