Por
Luis Aníbal Medrano S.
NUEVA YORK.- El
dirigente político y empresario dominicano, Víctor Abreu, aseguró que los
dominicanos deben de resucitar como nación y levantarse de la tumba de país a
la que los han sepultados los políticos tradicionales con sus actuaciones en
contra de los verdaderos intereses nacionales.
Víctor Abreu
recordó que las grandes naciones del planeta han alcanzado su esplendor por la
actitud positiva de sus ciudadanos en favor del desarrollo, dejando de lado los
intereses particulares para trabajar por el bienestar colectivo que es lo que
demanda la situación actual de la República Dominicana.
El dirigente
político dominicano considera que ninguna nación obtiene el desarrollo anhelado
si se mantiene postrada a la voluntad codiciosa de los gobernantes que solo
ascienden al poder político para beneficiar un reducido grupo de acólitos y no
piensan en solucionar realmente los males que afectan el país.
Abreu dijo que
la conducción del Estado por malos políticos no permite de ningún modo que el
pueblo dominicano alcance la plenitud de su potencial como nación, porque estos
malos gobernantes son retrancas para que se pueda gozar de los beneficios de
una nación rica muy mal administrada.
“Del aporte
decidido de cada uno de los ciudadanos para cambiar el estado actual de la
República Dominicana, dependerá que podamos tener próximas generaciones dotadas
de salud, educación y prosperidad; un país que le brinde a las personas la
oportunidad de desarrollarse y sentirse orgullosas de ser dominicanas”,
sentenció Abreu.
De igual manera
aseveró que es urgente la transformación del Estado dominicano, donde no
prevalezca el presidencialismo mesiánico que muchas veces provoca la ruptura constitucional
mediante mecanismo fraudulento de compra de conciencia y voluntades; donde el
ciudadano reciba de manera justa los servicios públicos y pueda transitar
libremente sin temor a no regresar a su hogar.
Calificó como
falsos los mensajes de los políticos que consideran que en la Semana Santa es
el único periodo del año que las personas deben de actuar con moderación,
respetar las leyes que rigen la conducta ciudadana y definió como inverosímil
lo que se plantea en esos mensajes, a los que definió como mensajes más
políticos que de fe.
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