Por
Luis Aníbal Medrano S.
El Partido de la
Liberación Dominicana (PLD), es una estructura política que ha orquestado
durante toda su existencia, con un criterio muy particular, la forma de cómo llegar
y permanecer en el poder, sin importársele cómo, lo de esta era subir y
quedarse a cualquier precio.
Sus militantes fueron
pacientes organizados, sacrificados, obedientes, honrados, hasta tanto llegaron
a gobernar, donde han dado cátedra de perversidad gubernamental asaltando todos los poderes del Estado y las
entidades colaterales que juegan un papel preponderante en la estructura socio
política de la República Dominicana.
Juntaron a los
JB (Joaquín Balaguer y Juan Bosch), para que se levantaran las manos, han
socavado las simientes de varios partidos políticos fomentando su división o
adhiriéndolos mediante práctica de chantajes judiciales, han creado una elite
económica y política, mas no social (no tienen clase), han sabido utilizar los
resortes del poder para generar los comprobados fraudes y mediante toda clase
de artimañas.
La situación
reinante en la República Dominicana no es la ideal, hasta sus propios
acoliticos se están quejando pública o privadamente, y es que lo que viene
sucediendo es “de todo como en botica”, pero a todo eso, la oposición, la
supuesta oposición dominicana, bien gracias.
Pero
independientemente del estado de situación, económico político y social del
país, la aparente división a lo interno del PLD, como fruto del enfrentamiento
abierto entre los dos líderes de la organización morada, ellos estos no
dudarían en buscar un fórmula eficaz de cómo quedarse y sus 34 miembros del
Comité Político se atreverían a buscar un tercer elemento que sería la tabla de
salvación para modificar un poco la imagen negativa ante el pueblo y así
justificar la “coca”, el “capú y no te abaje”, el “tuche y saca rayita” a la
oposición que hasta ahora solamente está haciendo gárgara sin bulla.
Y es que una serie
de partidos que pasadas las elecciones se unificaron para enfrentar el
resultado del mamotreto de elecciones, donde se juntaron Santos y Demonios,
Macos y Cacatas, sin lograr nada, solamente mucha poses, teorías y ya. Cada uno
de ellos agarró su camino, ya olvidaron las elecciones y ahora el can es la
corrupción, libre verde, día verde, marcha verde; mientras tanto, el camaján
que se apoderó del la edificación presidencial de la doctor Delgado, riéndose
con unas carcajadas que ni el guasón le gana, como diciendo en su interior: Que
me importa a mí, pierdan su tiempo en eso, que yo estoy en lo mío.
Esos partidos de
la llamada oposición política dominicana, ninguno, pero ninguno, tienen una
dirección partidaria que enfrente con valentía al gobierno peledeista de Danilo
Medina Sánchez, no hay voluntad política porque de una u otra manera tienen
ciertos compromisos que las atan, lógico, salvo honrosas excepciones, se pueden
contar con los dedos de las manos.
Es un descaro
poner a la militancia de los partidos de mojiganga, creándoles falsas
expectativas, alimentando esperanzas, mientras muchos de sus dirigentes no son
más que unos “come siempre” que viven haciendo negocios directa o
indirectamente con el Estado, que son asesores de ministerios, direcciones o
empresas estatales (botellas) o cuando no, es que tienen asignaciones en una de
las tantas organizaciones municipales controladas por el partido de gobierno.
Está surgiendo
una corriente política que viene reclamando a los partidos políticos de
oposición que se reestructuren de manera sincera, que eliminen las patentes de
propiedad y que sean verdaderos instrumento del pueblo, que no piensen
solamente en los millones que le otorga la Junta Central Electoral para distribuirlos
a discreción de sus presidentes o propietarios.
Esa misma
corriente progresista, que piensa en el país primero, expresa el criterio de
que debe detenerse las teorías y las falsas, orientar el camino de la lucha a
enfrentar de forma contundente a la actual gestión gubernamental y sus
desaciertos, sus actos de corrupción comprobables, sus millonarios de nuevo
cuños que no pueden justificar sus bienes y conformar un frente que sirva de
bujía para encender el motor del cambio en la República Dominicana.
Se presenta como
necesario, evadir los diferentes escenarios truculentos que el gobierno
patrocina por trasmano, detener las aspiraciones presidenciales a destiempo de
los que se crean semidioses, predestinados, desenmascarar aquellos que cuando
pierden procesos hacen lo indecible para torpedear el triunfo del pueblo, de
aquellos que creen que todo debe girar en torno a ellos, que mienten y vuelven
a mentir, que se creen que los demás son carga palos o muchachos de mandado.
Si los
mencionados partidos de oposición no se enrumban por el camino de la lucha auténtica
y el enfrentamiento frontal, tenaz y contundente contra el gobierno peledeista
y su Comité Político (millonarios todos sus miembros y sin deseos de caer
presos); si los altos dirigentes de esas organizaciones no dejan de ser mas que
grandes empresarios de la política con actitudes arrogantes prepotentes,
excluyentes y otros defectos más, tendremos un PLD, 40 años más en el poder.
El
autor es periodista, locutor, municipalista y político residente en Nueva York.
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