Por
Nélsido Herasme
Ante una justicia
fallida, el disgusto social, la inseguridad ciudadana, el colapso del sistema
de salud, las precariedades de la educación y de los servicios básicos, el
movimiento social de la república tomó
la sartén por el mango y el pasado 22 de enero propinó un golpe de efecto con
el montaje de la “Marcha contra la Impunidad y la Corrupción”, la cual, entre
otras consigna, exigió al presidente Danilo Medina que en materia de justicia enderece
el rumbo que lleva el país.
La Marcha del
miedo perdido fue la de los de abajo, la de los pendejos de Arturo Uslar, la de los que están fuera
del poder, la de los que no devengan sueldos lujosos, la de los que no viven en
palacetes, la de los que no poseen aviones para trasportarse, la de los que no
reciben salarios sin trabajar.
Fue un golpe de
las masas irredentas del país parar detener las bellaquerías, desmanes y
tropelías de muchos tribunales, que se han convertidos en protectores de indelicadezas.
Fue la
manifestación de los impotentes e indignados en contra de la impunidad y la burla, con la que se ha enviado
un directo mensaje al partido de gobierno, el que a partir de ahora está obligado
a enderezar la trayectoria de su gestión.
No debe ser
secreto y mucho menos sorprender a los oficialistas, porque a partir de ahora las acciones de los grupos
de la sociedad civil continuarán en la dirección de exigir transparencia en el
manejo de los asuntos de justicia.
La movilización
espontánea del pasado 22 de enero abrió el apetito de la lucha y la
movilización y un alerta a la andanada de mentiras, a la avanzada mediática y a
la entente corrupta presente en la actual administración.
Aunque no fue
directamente contra la administración que encabeza el presidente Medina, la
marcha debe poner a reflexionar a peledeístas
cuyo único pensamiento es mantenerse en el poder político.
No puede
permanecer en el gobierno un partido de mentiras, irreal, que no resuelve,
creador de percepción y falsa alarma, populista, clientelar y, por demás,
encubridor de corruptela.
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