Por Reynaldo Peguero
Los Mercados de Pulgas en decenas de ciudades del
mundo son buenas iniciativas para impulsar el empleo, los micronegocios y la
creación popular de la riqueza. Asimismo, pueden llegar a convertirse en
espacios de creativas animaciones socioculturales que masifican en un
territorio concreto, expresiones atractivas de las artes escénicas y visuales.
Si se organizan, estos mercados favorecen el uso ordenado del suelo, eso lo
observamos muy bien en Buenos Aires, Guadalajara, San Miguel de Allende,
Guanajuato, Bogotá, Quito, Casablanca y Hanói, entre otras ciudades.
Sin embargo, en el primer Santiago de América no se
había sido organizado nada. “Agáchate Boutique” se había convertido en un
peligroso desorden urbano el cual, tal como hizo el Alcalde Abel Martínez,
había que detener de forma categórica, radical y rigurosa, porque como reza el
lema del nuevo Ayuntamiento de Santiago: “ES TIEMPO DE VIVIR EN ORDEN”.
La invasión irregular del espacio público que todos los
jueves o en otros días de la semana, ocupaba de forma caótica más de un 1.5
kilómetros cuadrados de ciudad, 700 mil metros lineales y 75 manzanas de
los barrios de Pueblo Nuevo, El Congo, Mejoramiento Social y el Centro
histórico, era un desorden mayúsculo transformado en
una transgresión a “la moral y la cívica santiaguera”.
Más de 100 viviendas eran afectadas, los vendedores
contrataban galerías y marquesinas de Pueblo Nuevo, también se acumulaban 350
puntos de ventas, se registraban 10 vertederos de basura permanentes y decenas
de calles eran obstruidas. Ese mercado de los jueves que se imponía desde los
miércoles era un quinto infierno de la Divina Comedia de Dante. Un territorio
urbano denominado por los santiagueros con los más populares, notorios y
incisivos calificativos, entre estos: “Agáchate Boutique”, “La Pulga” o el
“Mercado Haitiano”. Por eso, saludamos que el Ayuntamiento, bajo el liderazgo
del Alcalde, haya intervenido; era hora de decir ¡ ya basta!
Los
ciudadanos y extranjeros que hacían de vendedores y muchos de los que residen
en esta zona, se habían mal beneficiado. Los vehículos que transportan las
mercancías hacían “su agosto”, estacionándose a sus anchas en más de 25 calles,
también los policías municipales designados por las pasadas autoridades eran
personajes de los cuentos más corruptos del famoso poeta y director de cine
italiano, Pier Paolo Passolini. Una verdadera escena dantesca alteraba la
solemnidad de las tumbas del Cementerio 30 de Marzo, un camposanto patrimonio
de la República Dominicana.
Agáchate
Boutique es una zona de emergencia territorial digna de atención en la
planificación estratégica donde las actuales autoridades municipales ya
ponen en operación un verdadero convenio de gestión, para el traslado
definitivo del mercado de pulgas de Pueblo Nuevo. Un acuerdo con los
vendedores que utilizará la acupuntura urbana creativa para trasladar este
mercado hacia un espacio neo-terciario que aproveche la diversidad, el
mestizaje y la dinámica de estos micronegocios, formalizando una creativa
iniciativa de apoyo a las MIPYMES con la oferta de servicios municipales de
calidad. Todo obra para bien.
Pero como estaba hasta ahora, sin control, ni regulación,
no debía, ni podía continuar. Si es que apostamos a ordenar territorialmente la
ciudad, eso debía detenerse. Desde el año 2012, habíamos formalmente demandado
el necesario control municipal, y es ahora en 2016, que las nuevas autoridades
toman el “toro por los cuernos” con medidas para resolver esta emergencia
territorial, cuya solución no ha sido con block, varilla o cemento, sino con
voluntad política para hacer las cosas bien y un acuerdo de trabajo con los
vendedores ambulantes de esta zona de crisis.
Antes de ser trasladados a un lugar apropiado, los
vendedores ambulantes y proveedores informales del entorno inmediato del
mercado modelo central de pueblo nuevo y del cementerio 30 de Marzo, limitarán
sus ventas, ofertas y provisiones a un perímetro concreto establecido por el
Ayuntamiento del Municipio de Santiago, determinado por una extensión prudente
y preventiva que no invada, ni interfiera el orden público, la libre
circulación peatonal y el tránsito en las vías públicas de acceso.
Se ha estudiado que las ciudades que organizan
exitosamente sus Mercados de Pulgas guardan coherencia con las normas de su
plan de ordenamiento territorial y estructuran normativas que privilegian y
priorizan reglamentaciones claras sobre el uso y protección de los espacios públicos.
Internacionalmente
se recomienda: i) velar
por uso de los espacios públicos y delimitar de áreas de la ciudad que pueden
ser seleccionadas para mercados de pulgas, así como para fiestas, festivales y
ferias; ii) tener en
cuenta las personas con limitación de movilidad personal para diseñar
mecanismos de acceso; iii)coordinar
políticas municipales sobre uso del espacio público con todos los sectores
demandantes de su uso, no sólo con los vendedores ambulantes; iv) crear entidades de
preservación, administración, gestión, mantenimiento y desarrollo de espacios
públicos; y v) cuidar
la higiene pública, la salubridad, el aseo y la gestión de residuos para
prevenir que la masividad de uso del espacio no se convierta en un foco de
riesgo para replicar agentes causales de epidemias. En eso estamos, entre
todas y todos.
Reynaldo Peguero, Director Ejecutivo, Consejo para el Desarrollo Estratégico de
Santiago (CDES), Plan Estratégico "Santiago 2020"
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