Golpe de Estado a Dilma


Por Domingo Matías

Cuando el poder político descansa y se soporta en corporaciones privadas irresponsables y se pone el destino de una nación en manos de un Poder Legislativo anti-ético y personificado se cae en la desinstitucionalización y el debilitamiento de un sistema democrático.

Elites econónicas y políticos serviles, bien alineadas, armaron el golpe de Estado a Dilma Rousseff.

Si los gobiernos latinoamericanos y del mundo, incluyendo el dominicano, tuvieran un mínimo de responsabilidad asumieran la demanda de restitución del Dilma o en contrario plantearían estrategias de aislamiento de las cúpulas golpista de Brasil.

Habría que esperar si el Gobierno dominicano asumiría una posición o pronunciamiento público.

Habría que esperar si la cremada OEA asume una posición racional de demandar el respeto a la democracia y a la soberanía del voto popular, lo cual pongo en duda, aunque espero equivocarme.

Dilma no robo, no mató y no obtuvo riquezas personales desde el ejercicio de poder. Si la causa de su destitución, basada en procedimientos ''contables-administrativos", se aplicaran al resto de los gobiernos de América Latina entraríamos en una fase de ingobernabilidad continental incalculable.

Perdieron los pobres, los negros, las mujeres, las izquierdas y los sujetos sociales históricamente excluidos.


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