Don Salomón Sanz fue del círculo íntimo de la familia Trujillo. Él cuenta una de las cosas más curiosa, cuando el periodista investigador de temas históricos Víctor Grimaldi le preguntó de repente: ¿A qué le tenía miedo Trujillo? Se río por la pregunta en el programa de televisión “Con Víctor Grimaldi”. Respondió sin vacilar, mostrando que conocía en detalle al generalísimo Rafael Leónidas Trujillo Molina: a los perros, los rayos y los aviones.
Dijo que donde quiera que tuviera una residencia, un establo, lo minaba de pararrayos. Su pánico era tal que no ponía uno, sino tres y cuatro pararrayos en los lugares que frecuentaba, como el Parco Presidencial del Hipódromo Perla Antillana.
Reveló que en 1929 tuvo un accidente de aviación con golpes en la nuca y jamás quiso viajar en avión, sino en barcos.
Narró que un perro Collie (llamado «Chivirico») de Radhamés, el hijo más pequeño, atacó a Trujillo, quien pidió a Salomón que convenciera a Radhamés para que sacara el cachorro de la residencia familiar y lo regresaran a la Hacienda María.
Sanz reveló que las relaciones entre Trujillo y su hijo mayor se descompusieron en 1960 porque Ramfis (Rafael Trujillo Martínez) le pidió que negociara su salida del poder, para evitar consecuencias funestas, como el asesinato de Trujillo y persecución de la familia.
Su esposa, María Martínez, apoyó la idea de abandonar el país. “En agosto de 1960 se agriaron mucho las relaciones entre Ramfis y Trujillo: Ramfis le decía que entregara el poder y Trujillo decía que no; doña María estaba de acuerdo con Ramfis”, añadió.
Al contrario, Radhamés, de 18 años, no quería dejar el país, ni después de asesinado su padre. Don Salomón fue de las personas que lo convenció de que abandonara el país con los demás familiares.
Derriba la mentira sobre la fortuna de los Trujillo, a la muerte del tirano. Salomón explicó que los familiares de Trujillo sacaron del país 200 millones de pesos y no más de mil millones, como se especulaba.
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