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Por Miguel Ángel
Cid Cid
La Carta Magna
de la República Dominicana permitía la reelección en todos los cargos
electivos. Algo que Balaguer aprovechó a fondo. Pero a partir de 1994, a raíz
del “Pacto por la democracia”, se
prohibió la reelección a la presidencia. No así a los cargos que están por
debajo del Presidente.
En teoría, un
senador, diputado, alcalde o regidor, puede reelegirse mientras pueda.
Con la barrida
histórica del PRD en las elecciones del año 1978, el Lic. Víctor Méndez ganó la
sindicatura de Santiago. Desde entonces nueve dirigentes políticos de
diferentes partidos ocuparon el puesto. La lista luce como sigue:
Víctor
Méndez, PRD, 1978-1982
Virgilio
Mainardi Reyna fallecido, PRD, 1982-1983
Claudio
Cabrera Espaillat, PRD, 1983-1986
Frank
Muñoz Gil, PRSC, 1986-1990
José
Ramón (Monchy) Fadul, PLD, 1990-1994
José
Enrique Sued Sem, PRSC, 1994-1998 y 2002-2010
Héctor
Grullón Moronta, PRD, 1998-2002
Gilberto
Serulle, PRD, 2010-2016
Abel
Atahualpa Martínez Durán, PLD, 2016-2024
José Enrique
Sued Sem vino desde abajo. Primero fue director del entonces Distrito Municipal
de Licey al Medio. Luego ganó una regiduría en el municipio, donde se convirtió
en presidente del Concejo de Regidores de Santiago. Cuando llegó arriba, fue
electo tres veces síndico.
Con todo, a Sued
se le ve como el feo. Le cortó el paso a sus compañeros de partido en su afán
de seguir, seguir, y seguir. Empezó su carrera en un partido que pisaba terreno
firme y ascendente. Pero al final lo dejó derribándose por una pendiente
resbalosa.
Todos los de la
lista fueron mordidos por el gusanillo de la seguidilla, a excepción de José
Ramón (Monchy) Fadul, quien no la intentó. Ni el Dr. Virgilio Mainardi Reyna,
quien falleció en el inicio de su mandato. Sólo dos, sin embargo, han logrado
repetir.
El Lic. Abel
Martínez es el otro. Ganó la alcaldía después de catorce años consecutivos en
el poder legislativo, seis de los cuales fungió como presidente de la Cámara de
Diputados. A pesar de esa larga experiencia creando leyes, Martínez no cree en
ellas.
Al estrenarse
como alcalde lo primero que hizo fue adquirir 200 pistolas, 200 uniformes, 200
pares de botas militares, y formó su propia guardia pretoriana a la que llamó
Policía Municipal. Al periodista Máximo Laureano, del diario digital
acento.com.do, lo sometieron a una dura prueba de intolerancia, violencia e
ilegalidad. Lo apresaron y, no contento con ello, lo golpearon. Luego lo
mantuvieron secuestrado en una oficina del ayuntamiento. A Pablito Aguilera,
también periodista, lo vejaron. A Esteban Rosario -- investigador, escritor y
productor de televisión— lo mantienen con la rienda tensa y en zozobra
permanente.
Todo ello sin
que medie el dictamen de un juez. Pero hay más.
El Lic. Abel
Martínez cortó la energía eléctrica a los clubes deportivos de la ciudad. Los
deportistas que trabajan durante el día, no podrán entrenarse en la noche.
Entre las
canchas afectadas sobresalen las de los barrios marginados. Sin energía
eléctrica quedaron las canchas del Barrio Obrero, Cristo Rey, Hato Mayor, El
Ingenio, La Joya, Camboya, Club Alfredo Morales, Satélite, Cien Fuegos, La
Mina, Los Trinitarios, Ramón Matías Mella, Arroyo Hondo y el Club Hermanos de
la Cultura de La Herradura.
Carlos Mejía
Blanco, quien fue subsecretario de deportes, sostiene que la medida del
alcalde, la cual acorta la sana práctica deportiva de la juventud santiaguera,
“es una inmisericordia y falta a la decencia, es una mala partida a la
inteligencia”.
Qué manera de
decir que la acción resulta dolorosa, cínica y estúpida.
Pero si la
cultura deportiva es ajena a la agenda municipal de Martínez Durán, todavía lo
es más la cultura popular. Para muestra un botón.
Festival
Folklórico de Santiago. Año: Noviembre, 2017. Lugar: Parque Duarte.
La función arrancó con energía trepidante. Los artistas y
gestores, gozosos; el público, más. El repique de los tambores sonaba con
intensidad renovada. Pero no hay felicidad completa. De pronto, la Guardia de
Abel, armada hasta los dientes, irrumpió allí violentamente. Y ahí mismo
terminó la fiesta.
Con la
seguidilla de Martínez Durán en la Alcaldía de Santiago se teme que, el
despotismo violento contra los débiles, se afianzará durante los próximos
cuatro años. Con decir que inauguró su nuevo período cavando dos pencas fosas
comunes, dizque para meter en el hoyo a los muertos por el coronavirus.
En fin. Más malo
que Abel, ni Caín.
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