Por JUAN T H
Definitivamente
nadie, que haya seguido el caso del intento de asesinar al ex pelotero de Grandes Ligas, David Ortiz,
cree en los resultados finales de la investigación realizada por la Policía y
el Ministerio Público.
La primera rueda
de prensa, el 9 de junio donde se mostró la pistola que había sido usada para
matar a David, no debió ser realizada porque dijeron nada contundente, al
contrario, generó más conjeturas, especulaciones, dudas y controversias porque
el caso, después de tantos días, no quedó claro. ¡Fue un papelazo! El segundo encuentro con los periodistas
nacionales e internacionales el pasado jueves, que generó grandes expectativas,
mostró detalles minuciosos y contó una historia; una versión del hecho que todo
el país vio con mucha atención, produciendo más preguntas que respuestas.
La policía y la
procuraduría parecían empeñadas en proteger la imagen del atleta y al mismo
tiempo la del país. David Ortiz es un paradigma, es decir, un ejemplo para los
jóvenes en momentos en que la decadencia moral de la sociedad dominicana,
necesita de referentes culturales, deportivos, éticos y morales.
Hay demasiadas
inconsistencias o incongruencias en la investigación; incluso contradicciones entre la Policía y el Ministerio
Público, algo inexplicable en un hecho tan delicado.
Desde que vi que
un imputado se presentó frente a una ventana para decirles a los periodistas
que David Ortiz no era el objetivo, que se confundió de personaje porque ambos
tenían ropa muy parecida, lo cual no es cierto, supe que la investigación iba
por mal camino, como el país.David es un moreno alto, fuerte, musculoso,
ampliamente conocido porque todos lo hemos visto cientos, tal vez miles de
veces en vallas, cartelones, fotos de portadas a todo color en los periódicos,
spot de televisión, así como en las
transmisiones de los partidos de béisbol que durante toda su carrera se
difundieron tanto a nivel local como internacional. (No había manera de
confundirlo)
¿Cómo un preso
tan peligroso, que debía tener protección máxima, pudo, desde una ventana
hablarles a los periodistas? ¿Fue casual o instruido después de amenazas o de
una paliza para que dijera lo que dijo? No lo sé.
Me extrañó que
algunos periodistas vinculados al oficialismo dijeran y escribieran, a pocos
días después del atentado, que se trató
de un error, que no se intentó matar a David, sino a otro que estaba en la
misma mesa. Hasta se difundió el nombre del sujeto que debió ser la víctima. Me
puse “chivo”.
Mmmm, me dije.
Luego me pregunté, ¿quién les dio la información? ¿Los que escribieron el guion
para borrar todas las conjeturas y
especulaciones de la gente? Fue obvio el interés de desviarnos del camino y
conducirnos por otro. ¡Y se hizo!
De ese modo la
versión de la supuesta infidelidad de la mujerde un caporabioso quedó en el
olvido, igual que la yeepeta blanca de 84 mil dólares, las supuestas apuestas
millonarias, las amenazas, la participación de un empresario y dos funcionarios.
Nada de eso ocurrió. Se trató de una simple una vendetta. ¡Nada más!
Muchos, con
razón, no creen que tantas personas
desaliñadas, pobres en extremo, rateros de poca monta, muertos de hambre,
marginados, fueron contratadas para un acto de sicariato tan importante. Quien
los contrató es un estúpido porque los encargados del trabajo hicieron una
chapucería propia de inexpertos.
No sabemos si
todos los que estaban en la mesa con David fueroninvestigados, no sabemos qué
pasó con las mujeres que peleaban en la clínica, no sabemos nada del “héroe
nacional” que lo transportó al centro médico, no sabemos si había o no capos
involucrados; no sabemos qué hacia el pelotero en ese lugar ni porque estaba
con esas personas, algunas de las cuales tienen una historia de dudosa
reputación; no sabemos del incidente de hace unos meses que según versiones se
produjo en una estación de combustible. En fin, no sabemos nada.
La Policía y la
Procuraduría dicen que todo fue un error (todos cometemos errores), una simple
venganza, que el propósito no era matar a David, sino a Sixto Fernández, amigo
del beisbolista, del cual sabemos poco. Pero lo que se ve en el video es otra
cosa. Le he preguntado a muchas personas, incluyendo colegas, sobre los
resultados de la investigación policial. Nadie lo cree.
La investigación
terminó. Colorín colorado, ese cuanto ha terminado. Ramón Colombo, un viejo
zorro del periodismo, dice que el cuento de caperucita es mejor. Yo digo que me
hagan una de vaqueros como las muchas que escribió, algunas geniales, don Marcial la Fuente.
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