Por Rafael Hernández
La sociedad dominicana ha visto de un tiempo para acá
como numerosas federaciones deportivas le dedican sus eventos a gente que no
tiene que ver nada con una disciplina, ni como deportista, ni como organizador
ni en ningún sentido.
Vulgares actos de lambonismo para buscar todo tipo de
ventajas personales. Aunque sabedores de que son varias las instituciones que
han caído en esta desvergüenza, le presentamos a usted, como comunicador, lo
que ha sucedido en esta década en el ajedrez dominicano.
Pedro Domínguez Brito y Willy González, los dos individuos que han ocupado
la presidencia de la institución de nuestra disciplina en esta década para
proyectarse social y políticamente y que pudieran catalogarse como analfabetos ajedrecísticos
dada su enorme ignorancia y desconocimiento en el área, han hundido el
ajedrez dominicano no solo en cuento a su calidad, sino moralmente.
Todo en la federación se maneja sin escrúpulos para favorecer a un grupito
que cada dos años utiliza un sinnúmero de malas artes aprovechando la baja condición
económica de mucha gente para reelegirse a pesar de haber destruido el ajedrez
dominicano en todos los sentidos.
Muchos ya saben que Domínguez, tránsfuga político hermano del exprocurador
y senador, cobra desde hace años, cada mes, cientos y cientos de miles de pesos
(solo en la CDEEE recibe cerca de 300,000 mensuales y uno no sabe que funciones
realiza) y que además de presentarse en los medios de comunicación apoyando su
candidato le gusta presidir la comisión electoral, le gusta buscar los votos y
contarlos, a pesar del repudio generalizado a sus bajezas.
Pero la idea que queremos dejar con ustedes y de su legión de seguidores es
un simple hecho que entendemos la comunidad debiera saber. Estos señores le han
dedicado durante casi una década, eventos a senadores, diputados, funcionarios,
amigos, etc. que no tienen nada que ver con nuestra disciplina, mientras
le gente más importante en la historia del ajedrez dominicano, quienes lo
dieron todo y lo hicieron todo en ambas ramas, nunca han recibido el más leve
reconocimiento.
Les dejamos aquí solo algunos nombres que ni una placa han recibido, nos gustaría
saber qué opinión merece esta gigantesca injusticia.
Eneida Pérez, Gustavo Hernández Sevillano, Jorge David Abreu y Ramón Mateo,
todos tienen varios años de retiro y nunca han sido reconocidos.
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