Por Nélsidio Herasme
Siempre que nos encontramos con personas amigas del doctor Emmanuel
Esquea, y que creyendo que siempre estamos a su lado, nos preguntan y
qué del doctor, dónde está esa fiera, dile que su presencia hace falta en la
arena política, porque hay muchos políticos que están de su cuenta.
Y es que Emmanuel es un hombre de acción, un político de postura firme, de
apego a sus principios, disciplinado e institucionalista, valores estos que lo enaltecen y colocan en un
pedestal de acero.
El Esquea que conocemos políticamente hablando está hoy en un ligero bajo
perfil, pero muy pendiente de todo cuanto ocurre en el espectro político y
social.
El no es un hombre de fuego fatuo sino, una persona de tacto, con mucha sapiencia
y súper cuidadoso al momento de ponderar cualquier situación o emitir juicios,
porque no es un ser acostumbrado a la improvisación y a tomar decisiones con
prontitud.
Caracterizado siempre por sus dotes de persona ejemplar y sincera, quien por
su intachable hoja de servicio y como todo buen marinero, Esquea ha sabido
siempre navegar en aguas turbulentas en los mares de nuestra política.
Para nosotros Emmanuel Esquea continua siendo el mismo abogado de los
tribunales locales e internacionales, pulcro, decente, coherente y transparente
en su accionar. Polémico y defensor de sus ideas. Cuando disiente lo hace con
altura.
A Emmanuel Esquea, con quien hemos mantenido una
amistad durante casi treinta años, lo consideramos ser un miembro prominente de
la guardia imperial napoleónica, por el hecho de nunca rendirse.
Este distinguido ser humano sin importar las
dificultades del momento, siempre dice presente, porque su lucha ha sido sin
tregua y su resistencia es la de un guayacán.
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