¿Trujillo, creó un Estado moderno?


Por Miguel Espaillat Grullón            

No soy dado a escribir sobre Trujillo.  Favorezco que los dominicanos debemos superar la obsesión que tenemos con la vida, obras y hechos, y de cualquier otra cosa referente a ese psicópata sanguinario, que jamás sentía remordimientos, ni arrepentimientos, ni lo perturbaba en lo más mínimo las matanzas que ordenaba, ni las torturas más crueles, ni los encarcelamientos a que sometía a sus opositores, y que el estado de terror, lo paupérrimo y la ignorancia en que vivía el pueblo, eran sus fuentes primarias de poder omnímodo y de  riquezas mal habidas.   

En una feria dominicana del libro, los textos que más abundan y los que más se venden son los que tratan sobre Trujillo.  Nuestra historia desde 1930 hasta la fecha, nuestro diario vivir, nuestra conducta como pueblo y sociedad, están en gran manera influenciados y marcados por el legado maldito que nos dejó esa escoria humana.  Es tan así, que todavía, 87 años después, el autoritarismo, el irrespeto al ser humano y a las leyes, la burla a la Constitución, el abuso de poder, la corrupción, la impunidad, son parte del comportamiento nacional, con la agravante, que decenas de personajes civiles y militares que fueron protagonistas de primer orden de aquella tiranía, lo mismo que sus descendientes, en el día de hoy, son altos personeros con gran peso en el Estado dominicano, ya como funcionarios públicos, empresarios, o políticos que aspiran a cargos electivos.

¿Por qué el discurso precedente?

En la última década, principalmente en lo que va de este año, antes el desastre social, económico y político imperante, una parte de nuestro pueblo (la más inculta), le ha dado con añorar a Trujillo y en desear un gobierno presidido por él.  De ese tragedia histórico-social, he leído textos en los que ciertos intelectuales argumentan, que Trujillo fue quien creó en nuestro país el "Estado Moderno" que hoy disfrutamos (yo diría, que padecemos).  Pero además sostienen, que este psicópata fue un "genio político".

Remembranza

Al morir Trujillo (dizque), teníamos un "Estado moderno, republicano y representativo", una forma de gobierno regido por tres poderes que actúan interdependientes.  Estos poderes son, el ejecutivo, el judicial y el legislativo, incluso, modernamente tenemos un cuarto poder: la prensa libre.  De estos poderes el ejecutivo y el legislativo, son elegidos por el voto popular; y el judicial, es conformado por decisión consensuada de los dos poderes anteriores, cosa que cuando Trujillo, no se practicó.  

El concepto Estado, jurídicamente (en derecho constitucional), se define como el conjunto de instituciones que poseen la autoridad y potestad para establecer las normas que regulan una sociedad, teniendo soberanía interna y externa sobre un territorio definido.  Otros lo definen como la entidad política que preside los destinos colectivos de una sociedad y que ejerce por esta razón, el poder legal. También se tiene como el régimen político en el cual el pueblo ejerce la soberanía por sí mismo.  Juan Bosch, en su libro "El Estado, sus orígenes y desarrollo", lo define como la organización política creada por una clase social con el fin de someter a su dominio una parte de la sociedad.  En ese mismo libro, Bosch expresa, que el Estado es el aparato permanente de poder público en cuyas estructuras se acumula el monopolio de la fuerza de toda sociedad nacional.

Si un Estado Moderno implica, libertad, democracia, respeto a los derechos humanos, apego a una Constitución democrática, y que los poderes públicos que lo rigen (ejecutivo, legislativo y judicial), sean soberanamente independientes. Entonces, si ello es así, estamos ante un "Estado Moderno".

Al contrario, no es un Estado Moderno, aquel cuyas instituciones carecen de autonomía, democracia, respeto a los derechos humanos y donde están conculcadas todas las prerrogativas y libertades, y donde los poderes públicos, son instrumentos al servicio de las insanias medalaganarias de un tirano cruel, ladrón y asesino, en lo que además, son actores infames contra las leyes y la población, los familiares del tirano y de los altos jerarcas civiles y militares.

No puede surgir un Estado moderno, en un pueblo gobernado por un sátrapa que no permitía la libertad de tránsito y donde todos los locales castrenses fueron mazmorras de torturas y asesinatos.  No hay Estado moderno, en una media isla con cárceles como la Cuarenta, Nigua, San Isidro, la Hacienda María, El Doce, etc. Tampoco existe ese Estado en una sociedad vigilada y controla por calieses al servicio de un cuerpo de inteligencia criminal como lo fue el SIM.  No puede ser moderno, lo que está dirigido por generales, coroneles y capitanes criminales como LudovinoFernández, Santos Mélido Marte, Felipe "Larguito" Ciprian, Arturo "Navajita", Luis José León Estévez, Johnny Abes García, José Manuel Alcántara, Victor Alicinio Peña Rivera, los Villeta y un gran etc., todos ellos copando palmo a palmo el territorio nacional las 24 horas del día, vigilando, apresando, torturando y hasta matando a reales o supuestos opositores.   

Un país con campos de reclusión forzosa como el Sisal de Azua, el Pozo de Nagua y otros; una nación amordazada y reprimida hasta la asfixie, con su territorio considerado como la finca particular de un dictador megalómano y de un grupo, pero además, con una población hambreada, analfabeta y embrutecida a propósito, y con una mayoría rural y urbana, descalza y harapienta, con viviendas de yaguas y pisos de tierra, y muchas veces hasta sin letrinas, esto no puede considerarse un "Estado moderno".

Una patria en la que la solidaridad, la amistad y el amor familiar se mata, en la que se gobierna a base de terror, en la que el asesinato, la tortura, la represión, el luto, el llanto, el hambre, la miseria, el analfabetismo, la desesperanza y las injusticias sociales de todo tipo eran la realidad, y que su economía y la justicia, solo beneficiaban a un grupo muy reducido, a tal punto que producían una brecha abismal entre clases sociales, eso, no es un "Estado Moderno".

Un Estado, que está subordinado a conveniencia a las veleidades, creencias y dogmas de una institución religiosa, como lo estuvo el gobierno de Trujillo, donde no hubo una prensa libre y se practicaban todas las barbaries mencionadas, ese no es un "Estado Moderno", tal como nos han querido hacer creer algunos historiadores y personeros trujillistas.  Trujillo, lo que creó fue, un horror de Estado.  

Trujillo, por su mentalidad sanguinaria, por su abominable filosofía de vida, por su carencia intelectual y de humanidad, por su bajeza espiritual, por ser dueño de una mente retorcida, por insano, no podía crear nada bueno ni moderno.  La pobreza, la ignorancia, la enorme desigualdad social, las islas de poder, la ausencia de poderes públicos reales, que eran los propios a la caída de aquel demonio, evidencian y confirman, que nuestro país, de Estado moderno no tenía nada.  A la luz de los hechos históricos, es pura falacia, puro engaño, decir que Trujillo nos legó un Estado moderno.

En los esfuerzos para derrocar a Trujillo, hubo cayo confites, Constanza, Maimón y Estero Hondo, un heroico catorce de junio (1J4), panfleteros de Santiago, y un 30 de mayo de 1961.  Para combatir al neotrujillismo (al post-trujillismo), se dieron Las Manaclas, un 25 abril de 1965, la inmolación de los muchachos un 12 de enero de 1972, la invasión de  Playa Caracoles, huelgas y más huelgas, rebeliones estudiantiles,  movilizaciones enormes de las masas, pidiendo libertad y democracia; hubo decenas, sino cientos de enfrentamientos contra los cuerpos castrenses represivos y otras tantas jornadas heroicas que ocasionaron miles de muertes a nuestro pueblo, que dicho sea de paso, ha sido miserablemente engañado por los viles líderes de los partidos políticos, que dizque lo representan; cosa que lo hacían y lo siguen haciendo, con discursos estructurados con sofismas.  En ese tipo de retoricas, Balaguer fue un maestro de maestros; y le han imitado, Leonel Fernández y el grueso de sus discípulos (en general una mayoría de bandidos) que han ocupado o están en posiciones señeras del Estado o que aspiran a presidentes de la República.  Si hubiésemos heredados de Trujillo un Estado moderno, es seguro, que no se hubiesen producido ningunos de los episodios subversivos precedentemente narrados, que tanto derramamiento de sangre y sufrimientos enormes han causado a los protagonistas de todas esas epopeyas y a todo el pueblo dominicano, e incluso, a varios de nuestros hermanos pueblos caribeños y de otras latitudes.   

Trujillo: ¿genio político o carnicero político?

La palabra genio tiene varias acepciones, entre las cuales está la manera de ser, carácter, o temperamento de una persona.  Aplicando esta acepción, el genio de Trujillo, el carácter de Trujillo, el temperamento de Trujillo, eran las de un Satán, con las características psicopáticas que enunciamos al inicio de este trabajo.   

También, la palabra genio se refiere a las personas de gran inteligencia y talento, capaces de realizar cosas extraordinarias que despiertan admiración.   Esta acepción se refiere a hechos, inventos y descubrimientos que traen avances materiales y espirituales para la humanidad.  En esta clasificación, Trujillo, sólo fue un genio del mal.

Quienes tipifican a Trujillo de "genio político", y a la vez le dan el crédito de que él fue el creador del "Estado moderno que hoy padecemos", con esta doble categorización, maliciosamente, sus acólitos quieren encumbrarlo a genio del bien; y no es así, puesto que Trujillo, solo fue un genio del mal. Es tan así, que al día de hoy, todavía, el desastre que tenemos como Estado, tiene sus raíces bien profundas en el legado maléfico de Trujillo.  

Actualmente el modelo de Estado imperante en nuestra República Dominicana, es una reproducción ampliada del Estado puesto en práctica por Trujillo, pero ahora, continuado por gente de aquella época y sus descendientes.   Trujillo fue el paradigma a seguir por Balaguer y después por quienes le sucedieron, entre los que han descollado, Hipólito Mejía, Leonel Fernández y Danilo Medina, claro, con versiones adaptadas a los tiempos de sus respectivos gobiernos.      

Ya otros lo han dicho: no existe un un Estado moderno, en un país, donde el clientelismo es la forma más vulgar y abusiva de hacer política; donde un grupo de poderosos se aprovecha de la miseria del pueblo, y se apropia de los recursos del Estado, que se valen de elecciones fraudulentas para aferrarse robando en el poder, y donde además, la corrupción y la impunidad son los distintivos del Estado.

Conclusiones

Visto el análisis anterior, llegamos a la conclusión, de que el Estado conformado por Trujillo, como los subsiguientes, no responden al concepto jurídico de Estado moderno, sino, al de Estado mafioso, al de Estado corrupto, al de Estado delincuente; en suma, a las de un  Estado que solo ha servido para envilecer, deformar  y masacrar a nuestro pueblo,  para que un grupo reducido se enriquezca a costa de aplastar y explotar a la mayoría saqueando al erario, tal como ha hecho el PLD y sus predecesores.  Nuestro país, nunca ha tenido un Estado moderno, sino, una caricatura, una parodia de Estado, con gobiernos injustos y despóticos, que se han enseñoreado y ensañado contra el interés común, la justicia, la libertad, la equidad y los derechos humanos.

En este tema, cabe recordar, que Bosch sí quiso implantar un Estado moderno.  Al efecto hizo un ensayo con la progresista Constitución de 1963; pero fue derrocado por ese intento, por quienes proclaman hoy día, que somos un Estado moderno. Si hubiésemos tenido un Estado moderno, otra fuese la situación en que estuviera nuestra patria.

Otra conclusión es, que Trujillo no fue ningún "genio político", sino, un "carnicero político", cuyos nefastos 30 años en el poder, impidió la conformación de un verdadero Estado moderno, donde todos los habitantes del territorio se sientan protegidos, a gusto y orgullosos de ser gobernados por leyes justas que todos acatan, porque que han sido aprobadas por un congreso decente, soberano y elegido libérrimamente por el pueblo.

En esta evaluación de la genialidad que algunos le atribuyen a Trujillo, equiparándolo con los clásicos pensadores sociales de todos los tiempos, hay que considerar, que éste, además de ser malo hasta lo perverso y de tener un espíritu tosco, primitivamente bárbaro, también fue inculto.  Trujillo nunca fue dado a la lectura. Nunca leyó a ninguno de los clásicos pensadores sociales, y si acaso supo algo de la existencia de Montesquieu, Rousseau, Comte, Maquiavelo, Weber, Spencer, Marx, Hegel, Engel, Descartes, Malthus, de Platón y Aristóteles, etc., fue de oídas.  Entonces ¿de qué genio me hablan?

Al mis lectores dejo la palabra.  


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