Vergüenza debe darnos


                                         
Por JUAN T H

Estados Unidos parece haberse convertido en una especie de Corte Suprema, Corte Constitucional o Consejo Supremo de Justicia sustituyendo al Consejo Nacional de la Judicatura que encabeza, nada más y nada menos, que el presidente de la República, Danilo Medina.

Los estadounidenses parecen decir: Como el sistema de justicia dominicano no funciona porque está tan corrompido como los demás Poderes del Estado, entonces actuaremos nosotros cancelando visados, congelando cuentas bancarias millonarias fruto del lavado de activos, narcotráfico y otros delitos mayores.

En 20 años el Partido de la Liberación Dominicana se apoderó no sólo de la presidencia del país, sino del Congreso, la Judicatura y los poderes fácticos, enajenándolos, envileciéndolos y corrompiéndolos. Colocó legisladores, fiscales y jueces miembros del partido para garantizar la impunidad de sus miembros.

De ese modo la mayoría de sus dirigentes acumularon fortunas en tiempo récords que jamás podrán justificar. Perdieron todo el sentido ético y moral de la política que les había enseñado su fundador y líder, profesor Juan Bosch.

En los últimos años, instituciones de la sociedad civil y partidos de oposición han denunciado más de 300 casos de corrupción en distintas instituciones del Estado. Pero en ningún caso han prosperado. El régimen de impunidad impuesto por el PLD ha impedido que se haga justicia.

Existen expedientes emblemáticos  que es bueno recordar, como el Programa Mínimo de Empleo (Peme) que malversó miles de millones de pesos y que a pesar de las patanas llenas  de pruebas, fue imposible hacer justicia plenamente. (Leonel Fernández al dejar el gobierno dijo que prefería pagarle al tigueraje antes que matarlos); luego el escándalo de 30 millones de dólares a través de la Sum Land, que no pasó por el Congreso violando la Constitución, donde estuvieron involucrados el entonces presidente Leonel Fernández y su hijo adoptado después de grande, Félix Bautista. Los sobornos de Odebrecht por más de 92 millones de dólares, que vincula al actual presidente Danilo Medina, es mucho más de lo que dice el Ministerio Público.

A los dirigentes del PLD es difícil, por no decir  imposible,  que algo severo le ocurra en los tribunales. Cito sólo  esos tres casos de corrupción impunes porque de lo contrario tendría que escribir una enciclopedia mayor que la británica.

Generalmente los involucrados salen airosos, convertidos en héroes, no en villanos, como sucedió con Félix Bautista y Díaz Rúa, uno secretario de organización y el otro de finanzas.

Ante tanta impunidad acumulada Estados Unidos ha decidido tomar cartas en el asunto. De momento no puede hacer más de lo que ha hecho: Despojarlos de la visa oficial y de turistas incluyendo a los familiares más cercanos, lo cual lamento, congelar sus cuentas bancarias y estigmatizarlos tanto local como internacionalmente. No dudo que más adelante algunos sean pedidos en extradición.

Los gringos saben que en este país no hay un solo fiscal que actúe responsablemente investigando y presentando expedientes bien sustentados; tampoco hay un juez que tenga la gallardía y el coraje de condenar a los corruptos. La mayoría de los jueces de las llamados “Altas Cortes” están entrampados. Sus designaciones tienen una carga política demasiado grande.

La justicia dominicana está atravesando por uno de sus peores momentos. Lo que está haciendo Estados Unidos, sustituyéndola, es una vergüenza, para ellos, para los nacionalistas de pacotillas que no dirán nada, y para el país. Aunque, en honor a la verdad, es mejor eso que nada. Este país no puede seguir siendo uno de los más corruptos del mundo.





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